La jóvena miembra de la Conseja de Ministras y Ministros
Me repito, los ciudadanos y ciudadanas de este país nos merecemos, porque el país le ha votado, este gobierno de las patochadas, memeces, mendacidades, sandeces, payasadas, tonterías, bobadas, estupideces, disparates, despropósitos amen de cosas mayores como actividades disruptivas diversas y prolijas. Para no dejarme en feo tras decir eso el otro día, Bibiana Aído la jóvena miembra de la Conseja de Ministras y Ministros soltó ayer la gran memez al intentar igualar las desigualdades del lenguaje estableciendo motu propio y sin echar mano del BOE que el Consejo de Ministros pasa a ser el Consejo de Ministros y Ministras cosa que puede ser hasta sufrible, lo insufrible fue la sandez grandiosa de convertir a las componentes femeninas de una comisión en miembras de dicha comisión.
Que una ministra que tiene una labor muy concreta, la de velar por la igualdad, consiga al poco de llegar al cargo autoetiquetarse para toda la duración de su empleo ministerial como miembra del consejo de ministros y ministras y con ello consiga hacer risible y motivo de guasa su actividad y sus palabras, es un flaco favor que le hace a la igualdad y a su labor.
Este desaforado afán de muchos y muchas por domeñar el lenguaje adaptándolo a sus ideas políticas y de igualdad hace mucho que se pasó de castaño oscuro y ridículo. El histórico día en que la diputada Romero, miembra del matrimonio González, habló de los jóvenes y jóvenas clavó la gran pica en el flandes del español sexista y me refiero al idioma. Y esto no termina aquí que seguro vendrán momentos y momentas aun más brillantes y brillantas.
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