Zapatero dice ser responsable del paro y no se flagela ni dimite.

A la vejez viruelas. Años ha tenido ZP, el destructor de futuros, vidas, seguridades y felicidades para darse cuenta de qué estaba haciendo y jamás vino en bajarse del burro de la dilapidación, de la destrucción de puestos de trabajo ni de sus continuados esfuerzos para llevarnos a la más atroz ruina. Zapatero es lo peor de lo muy mucho más malo que ha tenido España en su gobierno y ahora reconoce que él es el responsable de los cinco millones de parados. ¡Hay que joerse!

Pues bien, reconoce su atroz pecado, pero no hace acto de contrición, no se impone penitencia alguna, no dimite, no se flagela, no se va de eremita a una remota sierra, solo sigue echándose flores. Por menos que eso muchos han tomado más drásticas decisiones que la de decir “He procurado mantener como nunca los niveles de protección por desempleo, las ayudas a la dependencia, las becas y subir las pensiones mínimas”.

Yo vengo diciendo hace mucho que era Zapatero, él solito, el que aprovechando las 24 horas del día y todas las de la noche, se dedicaba a crear parados destruyendo puestos de trabajo insostenibles para así dejar el terreno expedito a su nueva economía sostenible, que como vemos consiste en sostener la ruina.

Ya que la ley no puede actuar contra él, ya que el dolor causado por su actividad de destrucción de empleo es gigantesco, ya que se reconoce culpable, yo le aconsejo a Zapatero que deje que diez parados le den ocho patadas en el culo cada uno y eso en la vía pública y ante las cámaras de La Noria. No arreglará nada, pero ya no se iría tan de rositas.

Y no estaría mal que el país le lanzara una maldición del tipo ¡maldito seas tú y tu memoria por los siglos de los siglos!, pues pudiste evitarlo y tu sectarismo, tus afanes por la ingeniería social y tus perversa y malentendida ideología nos ha llevado a todos a esta hecatombe que no merecíamos, bueno miento, nos merecemos porque te hemos votado, lo que implica que tal vez deberíamos penitenciarnos todos por ser tan gilipollas al haberte elegido para destrozarnos.