El CO2 no levanta cabeza.
¿Recuerdan ustedes aquellos grandiosos tiempos en que el CO2 acojonaba cantidad?, aquellos sí que eran buenos tiempos para todos los salvadores del planeta al contado o en especie. Las teles, los periódicos y resto de medios se ponían las botas acojonándonos con sublime estilo con el deshielo del Ártico por culpa del CO2, con la desaparición de los glaciares por culpa del CO2, con las sequías horrorosas por culpa del CO2, con las lluvias torrenciales por culpa del CO2.
Y no digamos nada del pavor que nos metían en los intríngulis con la triste vida y el escaso futuro de los osos polares, y con el achicharramiento del planeta por culpa del CO2 y después por los fríos y nieves inclementes por culpa del CO2. Pero llevamos ya unos años y muchos meses con el CO2 de capa caída, ese avieso, pérfido, pernicioso y venenoso gas que antaño aparecía hasta en nuestras pesadillas ahora ya ni acojona y eso no puede ser, hay que hacer algo.
Porque el CO2 es más malo que la quina y la gente no debe olvidar que todo lo que hacemos supone emitir CO2, por tanto todo lo que hacemos es perverso y hasta maligno, desde rascarnos la espalda a ver la tele, desde pensar a pasear por la playa contemplando la puesta de sol, desde hacer el amor hasta comer natillas.
Y para que no olvidemos lo depravados que somos haciendo todas esas cosas que hacen cisco el planeta, hoy El País nos recuerda más cosas que creíamos limpias y que no perjudicaban al planeta y nos demuestra que estamos muy, pero que muy herrados, con hache de mataplanetas.
Publica hoy el diario en el que estoy especializado como paisólogo aficionado un artículo que titula “Internet contamina”, y si El País dice que si usted usa Internet está masacrando el planeta, pues sea consecuente y átese los machos, y deje de asesinar el futuro de sus nietos. Nada de usar Internet, y vale ya.
Si usted envía o recibe correos electrónicos, debe saber que hacer esas marranadas ecológicas supone que emite al año 136 kilos de CO2, ojito pues y menos contaminar el planeta. Y aunque El País no lo dice, hay que aclarar que una investigación de la Fundación Coña Press para la Tierra ha calculado que si lo que se trasiega son esos dichosos Power Point, la emisión de CO2 se quintuplica.
Y no crea usted que buscar algo en Google le sale gratis al planeta, no lo crea. Solo esa actividad supone que usted está emitiendo directa o indirectamente la diabólica cantidad de 9,9 kilos de CO2, abandone pues esas prácticas tan dañinas para la naturaleza. No busque, pues puede prescindir de ello.
Y si con eso no le bastaba, sepa que no debe volver a utilizar el pen drive porque eso ya es mortal de necesidad para la Tierra, vamos que la cantidad de kilos de CO2 que usted emite cuando usa el chisme ese en el USB es mareante y preocupante, ni más ni menos que 80 kilos.
Ya sabe, no coma, no beba bebidas con burbujas que llevan mucho CO2, no haga el amor, no viaje, no ande, no piense, no se rasque la espalda, no use Internet, viva en pareja que se emite menos, adelgace que los gordos emiten más, no lleve corbata, o sea que deje de joder el Planeta de una vez, vamos, que se está pasando.
Y por supuesto, nada de enchufar el aire acondicionado estos meses de canícula (PL), que para algo esté el abanico.
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