La puñetera y estólida Pajín sigue haciéndonos la puñeta.
Dicen los periódicos, que ese monumento a la estulticia y estolidez políticas, que se ha ganado una cartera ministerial dándole coba planetaria a Zapatero y asintiendo a todo lo que decía con un “muy interesante presidente”, esa puñetera Pajín, o mejor dicho, esa excelentísima puñetera Pajín, se ha propuesto hacernos la puñeta a los fumadores noche y día, mes tras mes, sin darnos respiro.
Cuando no han pasado más que unas semanas desde su última faena, ya está pensando en jodernos de nuevo, perdón quito lo de jodernos no sea que se entienda en su acepción uno y eso sí que no. Ahora, esta sádica política insaciable, quiere ponernos el paquete de tabaco a ocho euros y hacernos la puñeta con ínfulas de progreso.
Tengo la convicción, y como buen ex progre la manifiesto, de que esa mujer, hasta no hace tantos años, se divertía arrancando patas a las moscas, chafando caracoles con su primer zapato de tacón, y quemando hormigas con el mechero entre otras heroicidades sádicas. Dado que en su alto puesto eso no quedaría bien, ahora la ha tomado con los fumadores y disfruta con ello más que un espécimen de la especie Sus scrofa en un charco de barro.
Si fuese como debería ser, para lograr ser la más progre de las progres estólidas, le bastaría con ilegalizar el tabaco y punto, pero no tiene lo que hay que tener, salvo puro sadismo. Pero mientras el tabaco sea legal y ya no fumemos delante de ningún no fumador, debería dejar de fastidiarnos esa pérfida política llamada Leire, si quiere dar rienda suelta a su sadismo que se dedique a legalizar la eutanasia.
¡Ay leches!, eso no que yo ando de candidato y seguro que me eutanasia en cuanto me resfríe. Pues que se dedique a darle con una piedra en los progresos a ZP o a Rubalcaba y nos deje en paz de una vez.
Doña Pajín, queda claro que usted siente aversión por mí como fumador, sepa que yo siento lo mismo hacia usted pero por estólida (PL) amén de sádica puñetera. Que una servil y mimosa aduladora, maestra en zalamerías políticas a su jefe, sea ministra, no significa que uno tenga que respetarla como política y evidentemente no la respeto ni una miajica.
Creo que se debería organizar un campamento de fumadores indignados en el salón de su mansión, señora Pajín, se lo tiene ganado, puñetera de las narices. En resumen y en justa correspondencia le diré doña Pajín “¡Váyase usted a hacer puñetas!”
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