La estupidez sobre el escenario.
La ley prohíbe fumar en espacios cerrados, punto. La ley está para cumplirse, punto, salvo si la ley afecta a cuestiones distintas al tabaco, pues entonces puede incumplirse con todo el amparo de la ley. La ley potencia la estupidez, punto. Un estúpido con una ley bajo el brazo no se convierte en el brazo estúpido de la ley sino que da a la estupidez rango de ley.
La estultucia de los burros con amparo legal siempre ha sido temible, hoy es risible gracias a quienes han prohibido que se fume en el escenario donde se representa un musical en cuyo guión a alguien se le ocurrió indicar que los actores deberían fumar porque las escenas que se representan corresponden a una época en que se fumaba.
Eso ¿es censura o atentado cultural?, para mí no es más que otro de los esperpentos que nos toca vivir. A este paso acabarán conviertiendo el fumar en generador de humos de libertad.
Lo más estúpido es que los actores no fuman tabaco en su representación sino unas hierbas de no sé qué clase.
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