Leyendo el futuro de esta nueva década.
Me he pasado la noche leyendo las luces espasmódicas de una discoteca ahumada para intentar conocer qué nos depara esta nueva década y la verdad que lo que he visto no me ha gustado un pelo. He visto mucho rojo en los lugares más insospechados, lo que me da pie a especular y concluir que para esta nueva década pintan bastos carmesís.
Después he pasado a leer el futuro en un matasuegras venido a menos, y se veía a las claras en él que esta será la década en la que Zapatero pasará a la historia. Lo que no pude leer fue si pasaría de puntillas, de bruces, de tapadillo o con pena y sin gloria.
Mi siguiente y apasionante lectura del futuro decadal la he realizado en las líneas blancuzcas de un cubito amorfo y desasistido, y ahí claramente se leía que la economía nacional florecería boyante, sin burbujas y con abundante creación de empleo, solo que al mirar más detenidamente el futurible se observaba con meridiana claridad que estaba fechado en 2.021, ya en la siguiente década.
He seguido recopilando información sobre estos próximos diez años en las anfractuosidades de un churro abandonado y lo que en ellas había escrito era una sola palabra, pavor. Mirando la fecha de este primer día de la década queda completamente claro lo leído en el churro, hoy es 1-1-11, la década comienza con la invasión de los unos, el pavor está servido, ¿volverá a crecer la hierba?
La lectura de este significativo hecho es clara, llegan los unos, su rey más famoso fue Atila, por tanto se lee muy bien el mensaje: Será una década a pan y a tila.
Llegado a ese punto he abandonado mis lecturas, ya he llenado mi cupo de mamarrachadas del primer día de la década.
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