También la democracia es responsable del calentamiento global.
Los fanatismos, radicalismos, extremismos y demencias ecoclimáticas no tienen límites. Un día salen diciendo que la culpa del cambio global del calentamiento climático la tienen los divorciados porque vivir por separado hace que se consuma más energía que si se duerme en una misma cama. Otro día nos dicen que la culpa es de los gordos porque para ir de acá para allá consumen más energía. Otro nos dicen que la culpa es de la corbata porque hace que el aire acondicionado está a menos grados y gasta más. Otro día, no hace mucho, nos dicen que la culpa del calentamiento global es de la natalidad, que nada contamina más que el nacimiento de un bebé, que si los que contaminan son los humanos, evidentemente cuantos menos humanos haya en el planeta menos CO2 perverso irá a la atmósfera. Hoy he leído en The Guardian que lo que realmente hace que el calentamiento global campe a sus calores por las atmosferas y las tierras del planeta es la democracia.
Creo que casi todo el mundo conoce a James Hansen, uno de los científicos estrella del IPCC y sostenedor de que el CO2 que emite el hombre es el que calienta el planeta y que sus modelos climáticos dicen que en nada nos vamos al garete si no dejamos ya mismo de emitir el venenoso CO2 y para Jansen el plazo son cuatro telediarios. Pues bien, este hombre ha declarado cosas terribles al periódico inglés The Guardian, que publica un artículo en el que se dice:
“Uno de los principales científicos del clima ha dicho que la protesta y la acción directa sería la única manera de hacer frente al aumento de las emisiones de CO2.
James Hansen, un especialista en modelos climáticos de la NASA, ha declarado hoy a The Guardian que la presión de las empresas ha minado los intentos democráticos por frenar la contaminación por carbono. Ha dicho que “El proceso democrático parece que no funciona”.”
La democracia no funciona, hay que pasar a la acción directa, ¡toma ya!
Ahora resulta que la democracia es responsable de que no se contenga el inexistente calentamiento global antropogénico, y habrá que pasar de ella y echar mano de la acción directa. Temblemos, porque no faltaran gentes que con tal de salvar el planeta quieran sustituir la democracia por el gobierno mundial de los ecolojetas salvadores del planeta. Como decía mi abuelo, no hay nadie más peligroso que el que te quiere salvar de morir ahogado cuando vas andando por un erial.
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