La manuela, alternativa a las teles, costosísimos juguetes sexuales de los políticos.
Está muy bien que cada cual consiga el placer como le venga en gana siempre que no lesione derechos de nadie. La industria de los chismes esos para la cosa de lo sexual no está en crisis y ya se encargarán los expertos sociólogos de analizar las razones. Sin embargo, en este país, nuestros políticos y políticas tienen unas preferencias al respecto, no solo extrañas sino carísimas.
Estos personajes no se satisfacen con lo mismo que lo hacen el resto de ciudadanos y ciudadanas, no les valen los aceites para masajes íntimos, ni los alargadores de pene, ni las bolas chinas, ni la lencería para hombres o mujeres, ni los cachirulos masturbadores para hombres o mujeres, ni las muñecas virtuales, ni los anillos estimulantes, ni las braguitas vibración, ni los vibradores en sus infinitos modelos, ni los erectores para hombres, ni los anillos retardantes, ni los succionadores, ni nada de eso.
Nuestros políticos solo sienten placer, solo se estimulan, solo orgasman con un juguete, y en eso todos coinciden, lo que les pone las lujurias por las nubes es un canal de televisión y a ser posible cuatro. Eso ya es otra cosa, se sientan en el sofá de su mansión o se repantigan en el sillón de su despacho oficial, miran su tele autonómica y orgasman.
El problema está en que esos juguetitos nos cuestan a todos los españoles la friolera de trescientos y pico mil millones de pesetas cada año, ahí es nada, caros orgasmos esos. Tan caros que nos saldría a cuenta poner con fondos públicos casas de geishas y de geishos para los políticos y políticas, que se apañasen con eso y dejasen de autosatisfacerse con las teles.
Son teles que casi nadie ve, pero a ellos les pone, son gastos que solo sirven para mantener en ebullición su libido política, son dispendios que mejor estarían dedicados a salvar de la extinción a especies como la Ailuropoda melanoleuca, la Feroculus feroculus, incluso hay especies especiales, por ejemplo, la pasta de las teles del PP podrían dedicarla a salvar a la especie Lagostrophus fasciatus, igual eso les pone, y los dineros de las teles del PSOE podrían ser para salvar la especie Leopardus jacobitus.
La idea es darles ideas a nuestros políticos para que dejen ese mastodóntico despilfarro sin por ello perder en satisfacciones sexuales, que no somos tan malos ni perversos. Pero ya puestos y como dice una amiga, nada más barato que la manuela. Habría pues que legislar y establecer que todos los políticos hiciesen uso y abuso de la manuela como alternativa obligatoria a las teles públicas, estatales y autonómicas.
Con algo tan simple nos ahorraríamos anualmente 2.000 millones de euros. ¡La manuela nos hará menos pobres, viva la manuela!
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