Intrépidos patriotas catalanes derriban un símbolo inmundo español.
Unos esforzados y aguerridos miembros de un grupo independentista catalán autodenominado “Hermandad catalana la bandera negra” han llevado a cabo una hazaña digna de figurar en los anales de la lucha catalana por su identidad. Con gran riesgo para sus personas, pues que les cayese encima una mole de 4.000 Kg. no es moco de pavo, y con la valentía propia de quienes luchan por sus convicciones y sus ideales sin pensar en los peligros que deben arrostrar derribaron lo que ellos, con muy buen criterio, llamaron “un símbolo español” y que no era otra cosa que uno de los toros de Osborne. La dignidad catalana ha recuperado muchos enteros gracias a esta temeraria, brillante, audaz, aguerrida y valiente hazaña.
Como todo no se puede tener, no se puede ser audaz, valiente y encima inteligente, a este comando de briosos luchadores por la independencia catalana les faltó el detalle que hubiese dado trascendencia mundial a su brillante gesto, el haber llevado las cámaras de alguna televisión que les hubiese grabado luciendo unos bonitos pasamontañas mientras sudaban la gota gorda en la ardua labor de derribar un toro de Osborne símbolo donde los haya de la opresión española.
Tal y como han declarado los integrantes del comando de los grandes atributos el propósito de su brillantísima acción era “limpiar la sagrada montaña de Montserrat de la inmundicia cornuda española que pretendía ensuciarla". Estos limpiadores de las inmundicias españolas que ensucian las esencias catalanas deberían recibir un homenaje popular acorde con la trascendencia de su hazaña.
Derribar símbolos opresores y que encima ensucian es una labor digna de alabanza. En la memoria de todos aun permanecen las imágenes del pueblo derribando símbolos de esa calaña tales como las estatuas de Sadam, o las de Lenin en los países de la Europa Oriental tras la caída del Muro. Dado que cada símbolo opresor reafirma la identidad del pueblo, Zapatero, que tanto se preocupa por la identidad catalana debería, de forma inmediata, echar mano del presupuesto y crear una partida especial dedicada a levantar en Cataluña símbolos opresores e inmundos que ensucien los sagrados paisajes catalanas para que sus valientes luchadores contra tales atrocidades tengan algo que hacer cada semana y de ese modo no se pierda la identidad de un pueblo como el catalán que es preciso conservar.
La disposición de esos patrióticos y gallardos luchadores es manifiesta, pues han manifestado que “Cada vez que un símbolo español sea alzado, será abatido sin contemplaciones por los patriotas catalanes”. Nosotros no podemos dejar sin objetivos a estos patriotas catalanas y por ello como poco deberían colocarse dos o tres toros de Osborne a la semana en Cataluña, pero eso si, que sean más fáciles de derribar. Y si se cansan lo mejor sería ir plantando mástiles por los montes y orillas de las carreteras catalanas haciendo ondear en ellos la bandera española, derribar mástiles de banderas no requiere tanto esfuerzo y así los patriotas nos estarían agradecidos y todo.
Como me decía mi abuelo “El que hace mamarrachadas es un mamarracho, pero el que hace mamarrachadas con fines políticos no es un mamarracho es un patético y risible pelele”.
Solo tengo una duda ¿vale en esto el quid pro quo tipo toma y daca?
Como todo no se puede tener, no se puede ser audaz, valiente y encima inteligente, a este comando de briosos luchadores por la independencia catalana les faltó el detalle que hubiese dado trascendencia mundial a su brillante gesto, el haber llevado las cámaras de alguna televisión que les hubiese grabado luciendo unos bonitos pasamontañas mientras sudaban la gota gorda en la ardua labor de derribar un toro de Osborne símbolo donde los haya de la opresión española.
Tal y como han declarado los integrantes del comando de los grandes atributos el propósito de su brillantísima acción era “limpiar la sagrada montaña de Montserrat de la inmundicia cornuda española que pretendía ensuciarla". Estos limpiadores de las inmundicias españolas que ensucian las esencias catalanas deberían recibir un homenaje popular acorde con la trascendencia de su hazaña.
Derribar símbolos opresores y que encima ensucian es una labor digna de alabanza. En la memoria de todos aun permanecen las imágenes del pueblo derribando símbolos de esa calaña tales como las estatuas de Sadam, o las de Lenin en los países de la Europa Oriental tras la caída del Muro. Dado que cada símbolo opresor reafirma la identidad del pueblo, Zapatero, que tanto se preocupa por la identidad catalana debería, de forma inmediata, echar mano del presupuesto y crear una partida especial dedicada a levantar en Cataluña símbolos opresores e inmundos que ensucien los sagrados paisajes catalanas para que sus valientes luchadores contra tales atrocidades tengan algo que hacer cada semana y de ese modo no se pierda la identidad de un pueblo como el catalán que es preciso conservar.
La disposición de esos patrióticos y gallardos luchadores es manifiesta, pues han manifestado que “Cada vez que un símbolo español sea alzado, será abatido sin contemplaciones por los patriotas catalanes”. Nosotros no podemos dejar sin objetivos a estos patriotas catalanas y por ello como poco deberían colocarse dos o tres toros de Osborne a la semana en Cataluña, pero eso si, que sean más fáciles de derribar. Y si se cansan lo mejor sería ir plantando mástiles por los montes y orillas de las carreteras catalanas haciendo ondear en ellos la bandera española, derribar mástiles de banderas no requiere tanto esfuerzo y así los patriotas nos estarían agradecidos y todo.
Como me decía mi abuelo “El que hace mamarrachadas es un mamarracho, pero el que hace mamarrachadas con fines políticos no es un mamarracho es un patético y risible pelele”.
Solo tengo una duda ¿vale en esto el quid pro quo tipo toma y daca?
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