Huelga del Prat, poco cascabel para tanto gato.

Este país aun no está abocado a las tinieblas del infierno del todo pues aun quedan gentes que creen en la justicia y piensan que a los bestias salvajes trabajadores del aeropuerto de El Prat se les pueden pedir responsabilidades por sus barrabasadas esperando que los jueces actúen como en cualquier otro caso donde se produzcan daños sin tener relación con reivindicaciones laborales.

Lo que no saben es que yo no tengo noticia en decenios de que la justicia haya actuado contra los sindicatos y trabajadores que hacían huelgas salvajes o contra los famosos piquetes informativos que te informan a base de mamporros y por tanto establecer precedentes a estas alturas igual ya no es momento. Todos conocemos el mecanismo, si la justicia o la autoridad actúan contra los piquetes coactivos, o huelguistas salvajes, se provoca otra huelga más salvaje aún para que suelten y dejen libres de toda culpa a los que han trincado, y si se detiene a más, pues se hace otra aun más salvaje si cabe y así hasta que nos convencemos que lo mejor con estas gentes es aquella máxima jurídica equivalente a la bajada de pantalones de “pelillos a la mar”.

Juro aquí y ahora por lo más sagrado para mi, las bragas incorruptas de Santa Ceninicienta que si uno de los energúmenos que bloquearon El Prat es condenado a pagar de su bolsillo la más mínima indemnización yo me dedicaré el resto de mis días a proclamar a los 4 vientos que la justicia en este país funciona.

Hago tan solemne juramento porque estoy seguro de que no solo no caerá esa breva, sino que se quedarán los 4 vientos sin portar mis proclamas.