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Sahumerios y arrebatos

Los nacionalistas se “vampirizan”.

Los nacionalistas españoles de las distintas comunidades autónomas, (españoles es lo peor que se les puede llamar), superviven gracias al victimismo y de sangrar al estado, tanto sus arcas como sus competencias.

Los políticos a nivel estatal se ven fácilmente atemorizados por la presión victimista, se les crean complejos de culpa y deseos de solucionar para siempre el problema, de donde les nace el convencimiento de que pueden tranquilizar a los nacionalistas irredentos e insaciables dándoles dosis cada vez mayores de competencias y dineros. Los nacionalistas se han especializado en explotar a una sola presa, España y cada día mejoran en sus técnicas.  Es un proceso imparable de vamprización.

Los vampiros de la literatura y el cine, además de su dependencia de una única fuente de alimento, han desarrollado una serie de tabúes, fobias, repulsiones y manías que se han hecho famosas. La trilogía de fobias la compone la luz, los ajos y la cruz, sin comentar la famosa estaca puntiaguda, pero eso más que una fobia es algo más bien letal.

A donde quiero llegar a parar es que si contra los vampiros las gentes que los padecían desarrollaron un intensivo cultivo del ajo que colgaban por todos lados, adornando cruces y más cruces, tal vez podríamos intentar desquiciar a los nacionalistas ya que al parecer no podemos convencerles de que están mejor aquí con nosotros que fuera con vete a saber quien.

Lo que más repele a los nacionalistas españoles que quieren dejar de serlo (españoles, claro, pero no nacionalistas) y que podríamos utilizar para que dejasen de sangrarnos es:

1.- La bandera española. Se debería hacer cumplir la ley que obliga a que la bandera española ondee donde está así legislado. No estaría mal que el gobierno contratase espacios publicitarios en el Nou Camp donde apareciese la bandera española.

No vendría mal una nueva ley en la que fuese obligatorio que apareciese la bandera española en las matrículas de los coches y en las etiquetas de todos los productos fabricados en España, se conseguiría con esto revolverles el estomago y que estando más tiempo en el excusado tuviesen menos tiempo para dar la lata. Sería genial que todos quienes reciban cualquier tipo de subvención del estado, partidos, empresas, organizaciones, personas, etc, deberían ser obligados a llevar un pin en la solapa con la bandera española.

2.- La efigie y el nombre del Rey.  Sin ir más lejos, hoy en el Congreso, Zapatero les evitó un sarpullido urticante a los nacionalistas al consentir que no se mencionase al Rey en una declaración sobre quienes habían impedido el triunfo del golpe del 23 F. En su lugar se menciona a la corona después de mencionar a los partidos y sindicatos en la labor anti golpe. Resulta que los antecesores de Carod en la ERC fueron los que convencieron, con la colaboración de Pujol, a Milans y Tejero para que fuesen buenos chicos y se entregasen.

3.- La historia de España. Aunque a los nacionalistas se les llena la boca con lo de la memoria histórica, lo que les priva es rescribirla, llegando a extremos ridículos como el que he comentado en el caso de la declaración sobre el golpe del 23 F en el Congreso. Usémosla pues para que nos vampiricen menos. Sería genial que junto con el juramento necesario para acceder a un cargo público se legislase que fuese necesario recitar de memoria todos los reyes desde los godos hasta Juan Carlos.

4..- El himno nacional. Esto les saca de quicio, todas las máquinas expendedoras, de tabaco, chucherias etc, deberían tocar el himno nacional al entregar la mercancía, en lugar de decir eso de “su tabaco, gracias”. Y nada mas efectivo para enloquecerlos que hacer obligatorio, antes de iniciar las sesiones en los parlamentos regionales, el oír de pie y quietecitos el himno nacional.

Hay muchas más cosas que les provoca esas reacciones tipo Drácula frente a una ristra de ajos, pero no quiero hacerme muy pesado.

La idea es que si nos ponemos a legislar estas cosas, los nacionalistas de dedicaran a boicotearlas con todos sus fuerzas y esfuerzos dejando de sangrarnos, y objetivo conseguido. Es la vieja ley del toma y daca, si ellos se pasan los días, y las noches que no están haciendo otras cosas, viendo qué hacer para fastidiar a quienes no son nacionalistas, sería justo y necesario que nuestros políticos se entretuviesen en algo similar, iríamos igual al abismo, pero al menos nos reiríamos un rato.

Hay no obstante un hecho que trae de cabeza a los científicos que estudian estos especimenes humanos de la subespecie nacionalista. Habiendo quedado demostrado que la efigie del Rey de España les causa una especie de shock anafiláctico, por lo que lo primero que hacen al llegar a un despacho es quitar la foto del rey y la bandera española, sin embargo jamás se ha descubierto un caso en que un nacionalista tirase a la basura las monedas de euro que lleva en el bolsillo con la efigie del rey en altorrelieve.

Curioso caso de inmunización.

Los vampiros, para mantenerse inmortales, debían alimentarse de sangre humana, los nacionalistas españoles de Cataluña, el País Vasco y otros se alimentan de victimismo, problema difícil de solucionar pues aunque no les damos pié ellos se lo inventan.

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