La industria colchonera tiene 70.000 años.

Con la que está cayendo viene bien a veces airearse con noticias de interés que nos den ánimos para enfrentarnos al cacao del euro, la hecatombe del paro y al tiberio de la deuda. A mí me ha alegrado la mañana saber que la industria colchonera tiene 70.000 años de antigüedad según han descubierto en un yacimiento arqueológico en Sudáfrica. Es cierto que no gana en antigüedad a la industria cuchillera que tiene muchas más de centenas de miles de años de antigüedad, y tampoco a la industria de la bisutería.

El País publica un artículo que tiene su gracia, titulan “Los hombres prehistóricos se hacían colchones de paja para dormir hace 77.000 años”, y digo que tiene su gracia porque tras leerlo me he dicho que para semejante viaje no hacían falta tales alforjas, que bastaba haberse dormido la siesta tres o cuatro veces viendo los documentales de la 2 de TVE para saber que ya los chimpancés y gorilas hacen algo similar, los unos en lo alto de los árboles y los otros sobre el suelo.

Incluso el hallazgo sensacional de que parte de los hierbajos que ponían en sus jergones nuestros antepasados tenían propiedades con efecto insecticida y larvicida además de ser otras repelentes de mosquitos es algo que ya hacen los chimpancés que yo sepa según mis aprendizajes sesteadores con la 2 cuando tenía televisor.

Le comentaba el asunto esta mañana a mi hija Cristina mientras la llevaba a la Universidad y ambos hemos dicho a la vez… “a saber cuántas tesis doctorales se habrán hecho con el descubrimiento de los colchones prehistóricos”, el que no corre vuela.

No obstante creo que la industria colchonera debería agarrarse a la noticia para su publicidad o mejor, sacando un colchón como aquellos, igual hasta hacían negocio porque algo es seguro, la patente fijo que ha caducado. Colchones de alta durabilidad, mínimo 70.000 años, un chollo, vamos.