El Mundo, de acojonador climático a acojonador astral.

El que vive de acojonar al personal nunca dejará de acojonar. El Mundo, que junto con El País son los dos mayores acojonadores climáticos de entre los medios de este país, ya no tiene noticias chorras climáticas tipo hundimiento de las Islas Kiribati para acojonar a sus lectores. Pero tranquilos que hay alternativas, hoy quieren acojonarnos con un asteroide que según ellos ha pasado rozando la Tierra.

Uno lee esa noticia en la primera página de la versión digital de El Mundo y se acojona, vamos que si se acojona. Eso de que “El Asteroide '2005 YU55' cruzó el cielo 'rozando' la atmósfera terrestre” le pone a uno las escarpias como pelos de gallina.

Las viejas técnicas de manipulación siguen en vigor porque no tienen sesera ni para inventar otras nuevas. El truco aquí consiste en poner la palabra rozando entre comillas, con eso se justifican, pues siempre pueden decir que lo de rozar era un decir, una metáfora, que iba entre comillas. Pero la realidad es que cualquiera que se lo sepa o se documente descubre que hemos estado a punto de palmarla.

Kilómetro arriba, kilómetro abajo, se entiende que la atmósfera de la Tierra llega hasta una altura de unos 100 km. Y hay gente que leerá eso y pensará que el tal asteroide ha pasado a 200 o 300 kilómetros de la superficie terrestre, ya que todos entendemos el concepto de rozar así. Total que según los trileros de El Mundo hemos estado a un pelo de una mega catástrofe.

Si uno lee el artículo que hay detrás del titular acojonador, se entera que pasó a 324.000 km de la Tierra. Convertir 324.000 km en 200 km es acojonar con mala leche. Pues los datos que aporta el artículo no tienen nada de amenazadores y bien claro que lo deja la NASA.

Con similar estilo acojonador han enfocado todos estos años lo del calentamiento climático del cambio global. Habrá que esperar qué otro tipo de fenómenos naturales eligen para seguir acojonando, si se pusiesen a ello igual podrían amedrentarnos inventándose una creciente escasez de oxigeno en la atmosfera que nos llevaría a la asfixia.