El País hace el mejor chiste sobre ZP.
Los medios andan estos meses oteando el futuro de Zapatero tras su marcha de rositas del cargo de ZP el devastador. Sabemos ya donde está y cuánto mide el solar en el que construirá su famoso Observatorio Leonés de Nubes, cirros y cumulonimbos. Asimismo ha quedado claro que no se irá de rositas, sino que lo hará con un bonito momio de dos millones de pesetas al mes.
Tenemos conocimiento ya del hecho de que no piensa dar un palo al agua, a pesar de tener el cansao ZP tan solo 50 años. Pero quedaba algo por saber, qué puñetas está haciendo estas semanas que le quedan hasta que entregue a su sucesor la sima cataclísmica en que nos ha metido.
De esto último se encarga hoy El País, y no les basta a los huérfanos del dios laico Polanco con un artículo vulgar y corriente, nos lo comunican en el editorial que titulan “Camino de las urnas”. Gracias a los esfuerzos de estos estajanovistas de PRISA sabemos a qué dedica su tiempo ZP, el futuro nefelibata (PL), y ciertamente que jamás habría podido imaginar algo así, más que nada porque resulta ser el mejor chiste que jamás se haya hecho sobre político alguno.
“Con independencia del resultado electoral, Zapatero, que lleva meses preparándose para ser un buen expresidente, no seguirá en La Moncloa.”
En esa frase nos informan de algo que nadie sabía, que ZP, sea cual sea el resultado de las elecciones, no seguirá en la Moncloa. Pero que fieras son estos mozos de PRISA. Y lo que ya es para mear y no echar gota es que nos digan que Zapatero está estudiando, preparándose, y diría que incluso haciendo prácticas para ser “un buen expresidente”. ¡Manda guevos!
Imaginar a ZP por la Moncloa estudiando como un poseso para ser un buen expresidente, juro que me hace descuajeringar de la risa.
Que El País va de capa caída es algo que hasta lo dice su Defensora del Lector, pero que la estupidez gazmoña fuese su seña de identidad, eso sí que era impensable hace cuatro días. Hoy son dos soberanas estupideces en las primeras cuatro líneas de un editorial, están acabados. ¿Qué será de nosotros sin El País flamígero, azote de extremoderechistas, defensor a ultranza de la ortodoxia progresista con valores cotizables en bolsa?
Es el fin de una era.
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