El país del despiporre.
Lo malo que tiene el creerse uno curado de espanto es que siempre se equivoca, porque el espanto está ahí, a la vuelta del calendario para saltarle a uno a los regomellos y dejarlo anonadado, espantado y con un ataque de risa floja altamente peligroso. Eso me ha pasado tras leer la increíble historia del AVE Toledo – Cuenca – Albacete.
Se gastan 3.500 millones de euros, y todo porque los políticos de turno querían tener un AVE en cada capital de provincia de su taifa. Tras estar en funcionamiento seis meses, RENFE ha decidido suspender el servicio porque tan solo lo utilizaban una media de nueve pasajeros al día para no sé cuantos trenes.
Vamos que en lugar de AVE les ponen limusina a esos ciudadanos y ahorramos cientos de miles de millones de pesetas.
Tenemos aeropuertos fantasmas, tenemos AVE fantasmas, tenemos Universidades fantasmas, tenemos infraestructuras fantasmas que nos han costado billones de pesetas y para nada. Ni siquiera valen para correr a gorrazos a los políticos que por cuatro votos nos meten en esos dispendios inútiles.
Este es el país del despiporre, aquí se tiran miles de millones a la basura como quien tira confetis en un festejo cualquiera. Y no pasa nada, ni uno solo de esos políticos esta en el banquillo y menos en una celda carcelaria. A veces uno querría ser islandés.
Leo por ahí lo que dice un profesor de los sesudos “lo más triste es que en el extranjero, donde en cualquier momento se puede plantear un rescate de la economía española, ya no saben si reír o llorar con el AVE”. Aquí en cambio lo tenemos claro, jijiji jajaja aquí no pasa nada.
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