Rubalcaba no ahorrará billón y medio de pesetas.

Érase una vez un país en el que se circulaba por autovías y autopistas a 120 Km/h y había un político buenísimo, tan bueno que se le ocurrió una idea mega brillante para ahorrar al país 450 millones de euros en tres meses. Semejante pastonazo consiguió ahorrarlo el brillante político decretando que la velocidad fuese de 110 km/h.  Alfredo es su nombre, Rubalcaba su apellido, no contamos con el Pérez que no lo usa.

Tres meses después, el brillante y ahorrativo político se trasmuta en derrochador y manda al carajo su cojonudísima idea. Basta recordar las cuatro reglas, y vemos que este pésimo político malgastador y derrochón llamado Alfredo, no ahorrará en cinco años la friolera de billón y medio de pesetas.

Si seguimos con este ejercicio de demagogia de progreso con valores de izquierda y calculamos cuantas escuelas, hospitales, subvenciones a parados y necesitados, litros de leche para el tercer mundo hambriento, vacunas, textos escolares y similares se pueden conseguir con ese billón y medio de pesetas que Rubalcaba acaba de tirar a la basura, nos daremos cuenta de que ese hombre no vale un pimiento como político.

Y si hablamos a diez años, la cosa se va a tres billones de pesetas, cifra mareante donde las haya. Y como ya he desayunado, no tengo el suficiente espíritu demagógico como para calcular cuántos paneles solares o molinillos de viento generadores de electricidad se podrían subvencionar  y cuantos millones de toneladas de CO2 se evitaría que saltasen a la atmósfera y cuanto ayudaría eso a salvar el planeta.

Podemos resumir pues que la decisión de Rubalcaba supone una brutal patada al Planeta y pone en riesgo el futuro de la humanidad porque el calentamiento climático del cambio global será catastrófico y todo por culpa de Rubalcaba.

Rubalcaba, tus votantes te lo podrán perdonar, pero el Planeta jamás.

Documentación.

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