GH12: Milá, para mofarse, mete a un alma de cántaro del PP.
Al principio fue el sexo y el sexo se hizo putas. Así comenzó hace años Gran Hermano, experimento social con alto contenido en valores de izquierda comandado por la sacerdotisa suprema con visos de vestal de la iglesia laica del progreso Mercedes Milá. Este gran experimento se caracteriza por el hecho de que cada año meten una colección de tipos humanos entre los que siempre hay algunos con idiosincrasias conductuales o psico-físicas que podríamos definir como minoritarias.
En el primer Gran Hermano colaron dos suripantas por si el sexo no pirulaba y había que estimular los folladroning. Después fueron homosexuales, transexuales, gordos, altos, bajos, subsaharianos, de más allá, de más acá, campesinos, listos, listillos, desquiciados, tocados del ala y cualquiera que diese un toque de color al caleidoscopio social, incluidos fumadores.
Debo felicitar a Mercedes Milá y al equipo de GH12 porque, tal y como nos repite hasta la náusea, no paran de sorprendernos. Siempre me ha gustado ver por dónde van los tiros en cada inicio de un GH, más en concreto para conocer de primera mano qué tipología humana van a defender en cada edición, y lo dicho, este año quería ver qué espécimen iba a prohijar la suma sacerdotisa y la verdad, no me ha defraudado porque hogaño toca un alma de cántaro que además es del PP y ex seminarista. Un hallazgo, lo juro y más si añadimos a una o dos obesas rehabilitadas que creo andan por las casas.
Al candoroso ex seminarista del PP y pésimo cantaor de coplas lo han metido para que haga el papel de “tonto del pueblo” y que se dicotomice el personal entre defensores del alma de cántaro y quienes se mofan y mofarán de él.
Esperaba anoche la aparición de la vestal Milá para ver si, como sabía, hacía como si no existiesen las mofas, befas, insultos y escarnios al pepero de Nuevas Generaciones o sacaba su espada flamígera y echaba del paraíso a un tal Feroz que había llamado puta a la madre del pepero. No hubo tal y aunque por menos han echado a otros en otras ediciones, esta vez, como la calificada de puta es madre de uno de la derecha y encima inocentón, no pasó nada. No me he fijado mucho, pero igual hay algo en el tal Dámaso que puede que haga que Milá actúe, si resulta que es homosexual otra gallina le cantará, seguro y hasta es posible que a posteriori Milá ponga el grito en el cielo por haber llamado alguien puta a la madre de un homosexual.
Y termino esta cosa que escribo cada año al comienzo del Gran Hermano con esta foto de la suma sacerdotisa en el estreno de esta edición. Al verse ella misma de esta guisa dijo que tanta teta y tan promocionada no era lo que parecía, sino cosa de una marca de corsetería que recomendó a las televidentes con unas tetas normales que quisiesen hacerlas aparentar como las suyas. Esta digresión mamaria de Milá me gustó, lo reconozco.
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