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Sahumerios y arrebatos

Montilla se cabrea con España dándole patadas a la aritmética.

Montilla está cabreado, muy cabreado, tan cabreado que hasta parece que está cabreado en serio, pero no es un cabreo cualquiera, es un cabreo con falta de precisión, es un cabreo mal concretado, es sin duda un cabreo aritméticamente mal planteado. Él dice estar cabreado con España, pero la España a la que se refiere es un nuevo ente muy extraño, ya que esa España es lo que era España descontando Cataluña, porque podemos afirmar que es seguro que Montilla no está cabreado con Cataluña, por tanto de la España con la que está cabreado hay que quitar a Cataluña para ser exactos.

Como nadie ha definido aun un término para el concepto España – Cataluña, de momento lo llamaremos X y trataré de aportar precisión al cabreo de Montilla. A nivel poblacional es fácil calcular que X es el 87,02909204% de la antigua España y desde el punto de vista territorial X supone el 93,68415842% de la España que sale aun en las enciclopedias. Podemos ya precisarle a Montilla y decir que cuando dice estar cabreado con España, o que Cataluña siente un hondo malestar y desapego hacia España, lo que está realmente diciendo es que el bachiller Montilla está cabreado con el 87,02% de la población de España y con el 93,68% de su superficie.

Se ha apoderado de mis adentros la insana curiosidad por descubrir como leches se cabrea uno con un kilómetro cuadrado o mejor con 473.105 Km2. Respecto a las personas, Montilla tiene otro problema, porque estoy seguro que entre los 40.861.492 de españoles que no son catalanes habrá bastantes con los que Montilla no esté cabreado, exijo al señor Montilla que concrete con quien está cabreado y con quien no, no sea que se cabreen con él los españoles no catalanes que defienden las tesis de los nacionalistas catalanes, por ejemplo ZP y eso sería un lío morrocotudo tanto para Montilla como para Cataluña y no digamos para X.
 
En un artículo que ha escrito Montilla en El País y que titula “Catalunya y España en la encrucijada”, además de manifestar ese cabreo suyo tan aritméticamente incorrecto, nos lloriquea y amenaza con lo de siempre, que si no le damos a los nacionalistas catalanes lo que quieren, dejaran de querer al 87,02 % de los españoles, dejarán de amar a 473.105 Km2 y hasta es probable que decidan irse por fin de la vieja España. Entra en su artículo en algunas contradicciones, la más llamativa es su extraña forma de defender la constitucionalidad del estatuto. Hablando de la sentencia dice:

ha suscitado el enérgico rechazo de una gran mayoría de la ciudadanía catalana, que la considera una falta de respeto por el resultado del proceso democrático e impecablemente constitucional de tramitación del Estatuto.

Como ven afirma que el proceso de tramitación del Estatuto es impecablemente constitucional, pero no admite que el órgano constitucionalmente encargado de ello dictamine si su contenido lo es o no lo es, la Constitución está bien si les hace el juego, cuando no les hace el juego se cabrean y la Constitución no vale un adarme.

Terminaré comentando lo más importante que queda por venir, tanto para los nacionalistas catalanes como para ZP y su gobierno, según estos últimos han afirmado muchas veces tras la sentencia, lo importante no es que el estatuto tenga cosas inconstitucionales o no las tenga, lo importante es que los nacionalistas catalanes pactaron con ZP una cosa y esa cosa debe cumplirse porque el pacto con Zapatero va a misa sea o no sea constitucional.

Otros, los que creemos en la España plural, nos preocupamos de cómo aplicar el Estatuto a partir de ahora y cómo recuperar el cumplimiento de lo pactado”.

Traducido, ZP está por encima de la Constitución, lo que ZP dice es constitucional porque ZP lo dice y lo pacta, y si algo es declarado anticonstitucional ZP lo hará constitucional porque él tiene poder para eso y para más y vale ya.

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