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Sahumerios y arrebatos

Legitimación generacional de la Constitución.

En la homilía editorial laica sabatina de El País de hoy, imparten doctrina pero esta vez sobre la necesidad de cambiar la Constitución. El dogma expuesto es simple, prístino y mayoritariamente aceptado aunque ni el mismo dios laico Polanco creo que llega a saber, en la gloria laica donde mora, qué hay que cambiar ni quienes conforman ese mayoritario consenso para el cambio. Por lo menos la homilía sí nos aclara qué beneficios reportaría cambiar la Constitución, aun sin saber qué leches cambiar en la Constitución y por tanto fuesen cuales fuesen los cambios a realizar lo urgente y necesario es revotarla. Esto no es coña, esto es dogma y por tanto debemos creerlo no solo a pies juntillas sino a neurona abierta.

Los expertos están hoy mayoritariamente a favor de la reforma, entre otros motivos, por la importancia de renovar generacionalmente la legitimación de la norma fundamental. Pero no acaban de estarlo respecto a los contenidos de la reforma.”

¡Hay que joerse!.

Juro por lo más sagrado para mí los sábados, que es la Diosa sicalíptica del fin de semana, que he quedado anonadado ante semejante cosa. Lo de la legitimación generacional es un conceto más propio del cómico, perdón cósmico, despliegue intelectual habitual en don José Blanco que de los sesudos y sañudos editorialistas paisáicos. Al parecer, lo que deduzco del conceto es que para que la Constitución española tenga legitimación hay que hacerle unos retoquecillos cada generación para que así cada nueva generación vote la Constitución y quede así renovada su legitimidad.

Me he calentado mucho la cabeza y creo que he dado con una solución, práctica, con mucho talante generacional y que podría servir per in saecula saeculorum. Podríamos añadir un nuevo título, apartado, sección, capítulo o similar que se debería llamar “Disposición modular de sincronización generacional legitimadora”. Debería contener un texto inocuo, sin significado jurídico, intrascendente y modificable por la vía dura esa de aprobación en Cortes, disolución de Cortes, elección de Cortes, referéndum y tal. Propongo incluir en la primera disposición modular de sincronización generacional legitimadora algo como “El perro de Roque no tiene rabo porque Ramón Ramírez se lo ha robado”.  Se incluye eso en la Constitución, se vota en referéndum y ya tenemos relegitimada la carta magna. Dentro de 30 años se cambia el contenido de la disposición modular de sincronización generacional legitimadora por algo del mismo estilo y tenor, se vota de nuevo y asunto legitimador arreglado.

¡Ah!, y ya de paso que se cambia la disposición modular cada 30 años se meten los retoquecillos irrelevantes que los generadores de chorradas constitucionales decidan que hay que cambiar, como la forma de elección de los presidentes de las repúblicas semiindependientes de Cataluña y Euskal Herría, o el cierre de la COPE y punto pelota.

Las satisfacciones que obtengo siendo paisólogo aficionado son impagables, comentar chorradas, paridas, cretineces, sandeces y gansadas como las ínfulas neorreformadoras  de la homilía sabatina de hoy sábado es una gozada, lo aseguro, más que nada porque me da pie a soltar yo paridas, simplezas, tontadas y estulticias que le hagan juego.
 
NOTA GARZONITA: No me dirán que la nueva disposición no le daría juego al juez Garzón. Nada más ser aprobada la reforma ya podría abrir un sumario contra Ramón Ramírez, determinar qué tipo penal le es aplicable por robar el rabo del constitucional perro de Roque y dado que con seguridad es un delito contra la humanidad podría perseguirlo al no haber prescrito. Bueno, primero tendría que averiguar cuando, dónde y cómo el avieso Ramírez rabotomizó al chucho de Roque. La nación entera estaría pendiente del tema y mientras la crisis pasaría sin pena y con gloria.

Documentación.

El País. Mejorar la Constitución

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