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Sahumerios y arrebatos

Marcos Ana, un hombre

Hace unos días asistí a un acto en Sanlúcar de Barrameda en el que Marcos Ana presentaba su libro Decidme cómo es un árbol, tuve la suerte de estar allí y de cenar luego con él y unos pocos amigos. Para empezar he intentado titular esta cosa y sinceramente creo que es un hombre simplemente, un hombre de esos que uno desea que haya muchos por el mundo, al que los calificativos no añaden nada porque el hombre lo dice todo. No comparto con él algunas de sus concepciones políticas pero curiosamente todas sus cualidades humanas me parecieron dignas de admirar, respetar y hasta diría de imitar y muchas de sus ideas políticas me parecieron, asimismo, admirables.

 

Le dije tras la cena que me recordaba mucho a mi padre y más que nada por un detalle harto curioso, ambos dos eran hombres modestos salvo en una cosa, ambos, mi padre ya fallecido y Marcos Ana son absolutamente inmodestos en lo más hermoso, cuando explican y se enorgullecen de la cantidad de gentes modestas que han conocido y con las que se han relacionado y por las que han luchado, a pesar de que ambos, Marcos Ana en mucha mayor medida, se relacionaron con personalidades de gran relevancia de las que no “vacilan” sino que pasan más bien de largo.

 

Un hombre.

 

Este hombre flota en el tiempo

y aún así deja huella.

 

Este hombre pasa inadvertido

por las aceras de la vida

y aún así la historia

gira la cabeza a su paso.

 

Los años se alejan de él

y aún así él continua

su lucha por la dignidad.

 

Consiguió sin alharacas

que su calvario de décadas

le hiciese más hombre,

por ello la Humanidad de a pie

está orgullosa de su humanidad.

 

Y si alguien busca un hombre

que no precisa calificativos

que pregunte por Marcos Ana.

 

(Orel, 26-10-08)

 

Documentación.

 

Blog de Marcos Ana.

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