El Gran Hermano necesita un sonámbulo
Son las 7:44 de la mañana, escribo esto mientras tengo en mi televisión sintonizado el canal 24 horas de Gran Hermano, aparecen en blanco y negro tres camas con tres durmientes, se oyen unas profundas respiraciones, una chica tiene los dos pies caídos por el lateral de la cama al descubierto, los otros durmientes siguen durmiendo, no pasa nada más, todo es paz y tranquilidad, y las cámaras siguen enfocando la misma escena desde hace ya muchas horas.
Mercedes Milá se ha cansado intentando convencernos de que la patochada de los huevos de oro es un experimento sociológico fiel reflejo de la realidad nacional y le doy toda la razón. Esas imágenes de tres durmientes beatíficos, pasando su noche sin mayores problemas ni sobresaltos es la imagen de España en estos momentos donde no pasa nada y todo es paz, tranquilidad y ausencia de sobresaltos.
Si bajase un extraterrestre, aunque fuese de Laponia y viese ese canal del Gran Hermano 24 horas pensaría que este es un país de locos. Invertir una pasta considerable para retransmitir en directo y sin comentarios la dormida de 3 bellos o bellas durmientes que no hacen nada más que dormir tranquilos y en paz indica que algo enfermizo tiene este país. Conocer el dato de audiencia de ese programa durante las horas en que los conejillos bien pagados de Guadalix la están sobando supondría disponer del dato sociológico más importante que define esta nación. Porque si hay algo de lo que no me cabe duda es que esas imágenes además de mi, mea culpa, las están viendo otros miles de personas.
El otro día, en un programa de televisión en el que participé había un invitado cuyo mérito para estar allí era el de haberse presentado a todos los castings realizados en los últimos nueve años para Gran Hermano. Visto su desamparo y vitales ansias por resolver su futuro trabajando de conejillo de Mercedes Milá le di un consejo que le hará participar en el próximo Gran Hermano. Le dije que visto que durante 8 o 9 horas el canal 24 Horas del Gran Hermano trasmite los sueños sosegados y tranquilos de 3 o 4 moradores del lugar, pero que no mueven ni una pata, si él se declaraba como sonámbulo y luego lo simulaba todas las noches, seguro que lo contrataban para dar algo de entretenimiento a los miles de espectadores de los aburridos sueños que ahora transmiten. Un sonámbulo en la casa del Gran Hermano daría mucho juego, estoy seguro.
Son las 7:55, se oyen unas pisadas y un portazo, pero la imagen sigue dándonos valiosa información de actualidad sobre los tres durmientes, los pies de la chica de la cama de en medio siguen al aire colgados del lateral de la cama, aquí no pasa nada, todo es paz y tranquilidad.
Y mientras en Gran Hermano duermen, en el resto de España todo es paz, tranquilidad, sosiego y buen rollo, salvo la maldita crispación auspiciada por la iglesia con la COPE, por el PP y por unos pocos inconformistas de derechas extremo fascistas.
Mercedes Milá se ha cansado intentando convencernos de que la patochada de los huevos de oro es un experimento sociológico fiel reflejo de la realidad nacional y le doy toda la razón. Esas imágenes de tres durmientes beatíficos, pasando su noche sin mayores problemas ni sobresaltos es la imagen de España en estos momentos donde no pasa nada y todo es paz, tranquilidad y ausencia de sobresaltos.
Si bajase un extraterrestre, aunque fuese de Laponia y viese ese canal del Gran Hermano 24 horas pensaría que este es un país de locos. Invertir una pasta considerable para retransmitir en directo y sin comentarios la dormida de 3 bellos o bellas durmientes que no hacen nada más que dormir tranquilos y en paz indica que algo enfermizo tiene este país. Conocer el dato de audiencia de ese programa durante las horas en que los conejillos bien pagados de Guadalix la están sobando supondría disponer del dato sociológico más importante que define esta nación. Porque si hay algo de lo que no me cabe duda es que esas imágenes además de mi, mea culpa, las están viendo otros miles de personas.
El otro día, en un programa de televisión en el que participé había un invitado cuyo mérito para estar allí era el de haberse presentado a todos los castings realizados en los últimos nueve años para Gran Hermano. Visto su desamparo y vitales ansias por resolver su futuro trabajando de conejillo de Mercedes Milá le di un consejo que le hará participar en el próximo Gran Hermano. Le dije que visto que durante 8 o 9 horas el canal 24 Horas del Gran Hermano trasmite los sueños sosegados y tranquilos de 3 o 4 moradores del lugar, pero que no mueven ni una pata, si él se declaraba como sonámbulo y luego lo simulaba todas las noches, seguro que lo contrataban para dar algo de entretenimiento a los miles de espectadores de los aburridos sueños que ahora transmiten. Un sonámbulo en la casa del Gran Hermano daría mucho juego, estoy seguro.
Son las 7:55, se oyen unas pisadas y un portazo, pero la imagen sigue dándonos valiosa información de actualidad sobre los tres durmientes, los pies de la chica de la cama de en medio siguen al aire colgados del lateral de la cama, aquí no pasa nada, todo es paz y tranquilidad.
Y mientras en Gran Hermano duermen, en el resto de España todo es paz, tranquilidad, sosiego y buen rollo, salvo la maldita crispación auspiciada por la iglesia con la COPE, por el PP y por unos pocos inconformistas de derechas extremo fascistas.
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