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Sahumerios y arrebatos

Educación para la mentecatez borreguil progre.

Los progres rojos de izquierdas socialistas solidarios y pacifistas lo han conseguido, por fin van a enseñar en la escuela todos sus dogmas con la nueva asignatura Educación para la Ciudadanía que adoctrina desde la bondad de la eutanasia hasta el pacifismo danés que propugnaba que el ministerio de defensa constase de una sola habitación con un teléfono para que llamase el enemigo y una persona en plantilla cuya obligación por ley era decir “Nos rendimos”. La forma de educar para la ciudadanía nos va a obligar a echar de menos la vieja Formación del espíritu nacional de la dictadura franquista y eso si que sería un pecado de lesa humanidad.

En la página web del Ministerio de Educación aparece una guía de la nueva asignatura bajo el epígrafe “Educar en valores”. En ella está el tan comentado documento de apoyo contra la homofobia y me refiero al comic “Ali Baba y los 40 maricones”. A mi la noticia me ha dado pie para leer más en esa página y me he escandalizado de las majaderías y mentecateces que quieren enseñarles a nuestros hijos, y eso lo digo por no calificar a la asignatura como adoctrinamiento progre puro y duro.

En la sección “Educación para la paz” por ejemplo hay algunas perlas increíbles.

La condición previa para una paz permanente es la igualdad, solo las desigualdades pueden desequilibrar tanto la situación que provoquen respuestas desesperadas y violentas de rebelión ante la iniquidad. Por eso a veces se justifica la guerra como un medio de llegar a una situación más justa en el reparto que permita una paz más estable. O se mantienen períodos extensos de "paz forzada" bajo el terror . Pero ninguna de las situaciones es correcta, porque la paz que sigue a la guerra la impone solo una parte vencedora, y tarde o temprano (a veces incluso lustros después de creído terminado el conflicto, véase el caso de los Balcanes europeos) se repite de nuevo el recurso a la guerra como venganza de la otra parte perdedora. Como consecuencia, la única paz posible siempre surge cuando no hay ni vencedores ni vencidos.”

En un solo párrafo endilgan a nuestros hijos dos de los mas queridos dogmas de los progres, el primero el que las guerras se producen siempre por la desigualdad que hace que los pobres cabreados se rebelen contra la iniquidad, ¡toma del frasco!.

El segundo, que para que la paz sea paz no deben haber ni vencedores ni vencidos. ¿Les suena eso a de la Vega cuando lo dijo en relación con los terroristas asesinos de ETA?. A estos progres mentecatos y majaderos les hubiese gustado que Hitler no se hubiese visto precisado a suicidarse en el bunker de Berlín y que los aliados hubiesen firmado un pacto con él. ¡Pero que necios!.

El colmo de la desvergüenza progre pacifista es justificar ciertas guerras siempre que sean iniciadas por los pobres sometidos a situaciones injustas.

Nunca las situaciones injustas engendrarán períodos pacíficos reales, por eso, a veces es preferible la "ruptura", aunque sea dolorosa, que las componendas a medias,

Leyendo esta sarta de imbecilidades me he convencido de que estos progres son sumamente peligrosos, si dejamos en sus manos a nuestros hijos lo más probable es que nos devuelvan borregos, y yo no quiero borregos en mi familia. Estos progres llegan al colmo al justificar inercia indolente de los alumnos, demonizando el esfuerzo y osan decir que destacar es malísimo. No conformes con eso identifican al que destaca como promotor de la violencia, es algo alucinante, pero ahí lo tienen.

El exceso de competitividad se opone al concepto de colaboración, el héroe o heroína ejemplar a veces es paradigma de la violencia

Resumen, los buenos estudiantes que sacan sobresalientes, estudian, se esfuerzan y luchan por ser mejores son unos auténticos violentos que deben ser exterminados. ¡Viva al estupidez cargada de necedad!

Los progres saben que no hay mejor borrego que aquel que no es capaz de pensar por si mismo ni de destacar en nada y que además pasa de conseguir ser algo en la vida, como decían nuestros abuelos.

¡Vivan las caenas mentales!

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