Blanco gana mil veces más que un mendigo de Calcuta.
Pepiño Blanco nos ha informado a todos que gana un millón de pelas al mes. No sé si eso es mucho o es poco, solo sé que no nos ha dicho cuanto cobra por lo demás, y me refiero a esas cosas que pagan por gastos de representación, gastos de viaje, gastos diversos, gastos varios, otros gastos y por pagas extras. Eso, el muy cuco, se lo ha callado. Pero lo más grave no es eso, lo mas grave es enterarnos que Blanco gana mil veces más que un mendigo de Calcuta y no se le cae el salario de vergüenza.
Sinceramente me gusta intentar emular las técnicas de Blanco para sacar los pies del plato retorciendo las informaciones, tergiversando los conceptos, haciendo demagogia de la cara, y digo de la cara porque la demagogia de Blanco le cuesta a alguien un millón de pelas al mes.
Haciendo lo que Blanco haría con ese dato, puedo escandalizarme de la escasa solidaridad de este prohombre de la progresía solidaria, pues no ha dicho que de ese millón de pelas que se embaúla al mes dedique algo para el mendigo de Calcuta que gana mil veces menos que él.
¿A cuantos mineros bolivianos se les podría pagar un salario digno mensual con lo que trinca mensualmente nuestro sagaz Pepiño?
¿Cuántas familias de Burkina Faso podrían alimentarse durante un año con lo que se embolsa Blanco en un mes?
¿Sabe Blanco que con lo que gana en un mes se podría alimentar a casi mil niños hambrientos?
¿Se merece Blanco el millón de pelas que devenga mensualmente?
¿Por qué hace ese exhibicionismo vergonzante e impúdico de su riqueza? ¿Acaso busca que le envidien por la buena posición a la que ha sido ascendido por deméritos propios?
¿Podemos estar seguros de que ese millón de pesetas mensuales no estaría mejor empleado adquiriendo medicinas contra el sida para el Africa subsahariana?
Son preguntas asaz puñeteras que no dejan de corroer mis mientes y que expreso aquí con la esperanza de que se le ablande a Pepiño Blanco su duro corazón y dedique todo lo que exceda del salario mínimo a acciones solidarias, pues creo que no merece por lo que hace mucho más del salario mínimo.
Espero que Blanco esté contento con este alumno suyo que sigue sus pasos aunque me considero incapaz de alcanzar las altas cotas de manipulación mendaz y tergiversadora por las que el se mueve habitualmente.
Blanco, muchas gracias maestro.
Sinceramente me gusta intentar emular las técnicas de Blanco para sacar los pies del plato retorciendo las informaciones, tergiversando los conceptos, haciendo demagogia de la cara, y digo de la cara porque la demagogia de Blanco le cuesta a alguien un millón de pelas al mes.
Haciendo lo que Blanco haría con ese dato, puedo escandalizarme de la escasa solidaridad de este prohombre de la progresía solidaria, pues no ha dicho que de ese millón de pelas que se embaúla al mes dedique algo para el mendigo de Calcuta que gana mil veces menos que él.
¿A cuantos mineros bolivianos se les podría pagar un salario digno mensual con lo que trinca mensualmente nuestro sagaz Pepiño?
¿Cuántas familias de Burkina Faso podrían alimentarse durante un año con lo que se embolsa Blanco en un mes?
¿Sabe Blanco que con lo que gana en un mes se podría alimentar a casi mil niños hambrientos?
¿Se merece Blanco el millón de pelas que devenga mensualmente?
¿Por qué hace ese exhibicionismo vergonzante e impúdico de su riqueza? ¿Acaso busca que le envidien por la buena posición a la que ha sido ascendido por deméritos propios?
¿Podemos estar seguros de que ese millón de pesetas mensuales no estaría mejor empleado adquiriendo medicinas contra el sida para el Africa subsahariana?
Son preguntas asaz puñeteras que no dejan de corroer mis mientes y que expreso aquí con la esperanza de que se le ablande a Pepiño Blanco su duro corazón y dedique todo lo que exceda del salario mínimo a acciones solidarias, pues creo que no merece por lo que hace mucho más del salario mínimo.
Espero que Blanco esté contento con este alumno suyo que sigue sus pasos aunque me considero incapaz de alcanzar las altas cotas de manipulación mendaz y tergiversadora por las que el se mueve habitualmente.
Blanco, muchas gracias maestro.
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