Zapatero miente por culpa de Aznar y Rajoy.
Ustedes se preguntarán probablemente quien es el tal Gyurcsány, y con motivo, pues yo se lo digo, el tal Gyurcsány es el homólogo húngaro de Zapatero que ha hecho algo que a Zapatero le ha sentado como una patada en sus veleidades. Ni más ni menos que ha osado declarar que ha mentido para ganar las elecciones. Como resultado, los húngaros han montado un tiberio de diez mil pares o más de magiares.
“El pasado fin de semana, una grabación de Gyurcsány en la que reconoce haber mentido para ganar las elecciones de abril pasado, desataron las protestas de los seguidores de la oposición. Estas marchas se han convertido en las peores revueltas desde la caída del régimen comunista, en 1989.”
La mentira del homólogo fue para ganar las elecciones, pero ríanse ustedes del contenido de la mentira comparada con las de Zapatero, hacía referencia a la marcha de la economía húngara.
Hay una diferencia entre la España actual y el resto de países del llamado nuestro entorno.
Hagamos una simulación. Supongamos que mañana sale Zapatero en las televisiones, incluidas salsas rosas, tomates y similares y declara, con el talante que le caracteriza, que ha mentido para ganar las elecciones, que estaba negociando con ETA mientras se enorgullecía a diestro y siniestro de haber promovido el Pacto contra el terrorismo. En esta simulación y para simplificar los parámetros que la conforman nos atenderemos solo al teórico reconocimiento de una única mentira de las más de mil que tiene Zapatero contabilizadas.
¿Qué creen ustedes que ocurriría a continuación, saldría la gente a la calle poniendo el grito en el cielo y de chupa de dómine a Zapatero exigiendo su dimisión?
Si han pensado eso han errado la respuesta. La respuesta correcta es otra muy propia de la idiosincrasia de nuestra gente.
La gente saldría a la calle poniendo el grito en el cielo, cierto, pero en lugar de poner de chupa de dómine a Zapatero lo harían con Rajoy y sobre todo con Aznar. Se preguntarán ustedes qué motivo tendrían las masas para tal actuación, y creo que a estas alturas ya deberían haberlo adivinado,........ si, eso es.
Saldrían a la calle para reprochar a Aznar y a Rajoy el haber obligado con su política a Zapatero a mentir en contra de su talante y voluntad de dialogo con las civilizaciones.
La perversidad de Aznar no tiene límites.
“El pasado fin de semana, una grabación de Gyurcsány en la que reconoce haber mentido para ganar las elecciones de abril pasado, desataron las protestas de los seguidores de la oposición. Estas marchas se han convertido en las peores revueltas desde la caída del régimen comunista, en 1989.”
La mentira del homólogo fue para ganar las elecciones, pero ríanse ustedes del contenido de la mentira comparada con las de Zapatero, hacía referencia a la marcha de la economía húngara.
Hay una diferencia entre la España actual y el resto de países del llamado nuestro entorno.
Hagamos una simulación. Supongamos que mañana sale Zapatero en las televisiones, incluidas salsas rosas, tomates y similares y declara, con el talante que le caracteriza, que ha mentido para ganar las elecciones, que estaba negociando con ETA mientras se enorgullecía a diestro y siniestro de haber promovido el Pacto contra el terrorismo. En esta simulación y para simplificar los parámetros que la conforman nos atenderemos solo al teórico reconocimiento de una única mentira de las más de mil que tiene Zapatero contabilizadas.
¿Qué creen ustedes que ocurriría a continuación, saldría la gente a la calle poniendo el grito en el cielo y de chupa de dómine a Zapatero exigiendo su dimisión?
Si han pensado eso han errado la respuesta. La respuesta correcta es otra muy propia de la idiosincrasia de nuestra gente.
La gente saldría a la calle poniendo el grito en el cielo, cierto, pero en lugar de poner de chupa de dómine a Zapatero lo harían con Rajoy y sobre todo con Aznar. Se preguntarán ustedes qué motivo tendrían las masas para tal actuación, y creo que a estas alturas ya deberían haberlo adivinado,........ si, eso es.
Saldrían a la calle para reprochar a Aznar y a Rajoy el haber obligado con su política a Zapatero a mentir en contra de su talante y voluntad de dialogo con las civilizaciones.
La perversidad de Aznar no tiene límites.
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