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Sahumerios y arrebatos

¡Superman, sálvanos!

La Hoja de Ruta de Zapatero al Infierno sigue viento en popa y tan próxima está de precipitarnos al precipicio que ya parece que solo nos queda confiar en Superman.

Conste que si se presentase a las elecciones le volvería a votar. Sí, he dicho bien, porque no sería la primera vez que le habría votado, bien que la primera lo hice indirectamente.

Voy  a contar la anécdota y de paso arrimo el ascua a mi sardina.

Corría el año 1.982 cuando se me cayó mi alma de progre a los pies. Yo era un progre casi estándar, súper feliz porque habíamos ganado las elecciones, ya todo sería distinto. Y vaya si lo fue.

Cuando surgió el caso Alonso Puerta, concejal por el PSOE del Ayuntamiento de Madrid que denunció la corrupción en la contrata de recogida de basuras de su municipio por unas comisiones, recuerdo que pensé “Van a ver como los progresistas tratamos a los corruptos”. Y vaya si lo vimos.

Yo que esperaba ver en el telediario a todos los jefes de la izquierda llevando de las orejas al juzgado de guardia a los corruptos, vi como echaban del partido después de masacrarlo, tildándole de todo, al concejal heroico que había hecho la denuncia. Y ahí fue donde se me cayó a los pies mi alma progre.

Decidí que si ante un caso fácil, simple y evidente, mis compañeros progres reaccionaban así, pensé que estaban emitiendo un mensaje  terrible “Se corrupto, roba, trinca, pon el cazo, pero no se te ocurra moverte del rebaño o no sales en la foto”.  Y vaya si pusieron el cazo.

Solo unos días, no muchos, después del caso Puerta, surgió aquí cerca de mi, en Alicante y no se si era en la Vega Baja el caso de las administraciones de lotería, otro caso de corrupción donde en lugar de ir a por los corruptos, el PSOE fue a por la gente de su partido que denunciaron el caso. Hablo de memoria y de algo que pasó hace ya casi 23 años. Pero esa fue la gota que colmó el vaso de mi progresía haciendo que se derramase toda. Me hice una promesa, jamás volvería a votar al PSOE hasta que viese que al menos combatía la corrupción. Y vaya que si dejé de votar, hasta hoy no me han dado motivos para cambiar mi decisión.

Esta decisión me planteó un dilema. Cuando llegó la democracia, tenia tantas ganas de votar que me hice el propósito de que jamás dejaría de ir a votar, salvo causa de fuerza mayor. Tampoco me parecía bien lo del voto en blanco o nulo. Al final solucioné mi dilema al dedicar mi voto a enseñar democracia real a mis hijos. Decidí cederles mi voto.

A partir de entonces, en cada convocatoria electoral, iba con alguno de mis hijos al colegio electoral, y a quien le tocase, entraba en la cabina, metía su papeleta en el sobre, yo le daba mi DNI y o bien Ana, Cristina o Javier se ponían en cola para votar. Yo iba detrás de ellos con cara de padre satisfecho, al llegar a la mesa, el presidente, con una sonrisa, le cogía al niño su sobre y el DNI y creyendo que era el voto del padre satisfecho que había detrás de el, metía el voto en la urna. Nunca me opuse a lo que votaron, porque lo primero es que el voto es libre y eso lo aprendieron fácilmente.

Corría el año 1994, mi hijo Javier era un niño crecidito ya, pues calzaba sus buenos 5 años, tocaba votar para las elecciones al Parlamento Europeo y le dije que esa vez votaría él, así que tenia que ir viendo a quien votaba.

Llegado el día de las votaciones, Javier se metió en la cabina, me preguntó cual era el papel de Ruiz Mateos, yo le di uno, lo metió en su sobre y salió con su voto ensobrado. Después de haber votado le pregunté porqué había votado a Ruiz Mateos, me dijo que lo había hecho porque Ruiz Mateos era Superman. Recordé que había visto a Ruiz Mateos en la tele disfrazado de Superman en aquellas campañas que montaba para protestar por lo de Rumasa.

Se me ocurrió hacerla una ultima pregunta.

- Javier ¿y porque votas a Superman?

- Papá – me respondió – porque Superman lo salva todo.

Aprovechando lo que en aquella circunstancia dijo mi preclaro hijo Javier, imploro:

¡Superman, sálvanos!

1 comentario

Diohenes -

Cierto es, orel... Lo de las famosas purgas internas del partido... Yo no las conocia hasta que alguien que participo activamente antaño me contó algo al respecto: todo aquel con pensamiento honesto, con una ideología preclara de izquierdas, era tildado de rojo y reaccionario y echado directa o indirectamente del partido. Eso ocurrió por los 80... Ciertas, ciertas, son las purgas....

En fín, yo no tengo esos devaneos de sesera, no me someto a disciplina alguna, y voto indistintamente a cualquiera que ande del centro-izquierda en adelante... siempre que me convenzan sus acciones, dichos o palbrería... por que luego, del dicho al hecho, hay buen trecho (esa es otra)... Y quien sabe, lo mismo algún día voto a los \"democristianos\" siempre que aprendan a ser \"demo\", que llevan ya más de 20 años y aún no han aprendido...

Un saludo.