CO2, Google, arroz con leche, vivir y pecados contra natura.
Hay gente que vive solo para fastidiarnos las noches convirtiéndonoslas en un desfile insomne de cargos de conciencia por nuestros aviesos pecados contra natura. Esa gente no cesa de lanzarnos admoniciones, reconvenciones, reproches y sermones verdes recordándonos que estamos pecando contra el Planeta por cada gramo de CO2 que emitimos. Estos nos hacen ir más hacia atrás que ZP con el empleo. Estos modernos pecados anti natura son más jodidos que los que cometíamos hace 40 años, en aquel entonces era pecado hacerse pajas, pero todos sabíamos que uno se hacía unas cuantas, iba, se confesaba, ponía el contador pecaminoso a cero y volvía a iniciar el proceso tan pancho. Pero eso se ha acabado, ahora nadie me confiesa por mis pecados contra natura, no hay forma de expiarlos ni de poner a cero el contador. Noches insomnes sin cuento nos aguardan.
Leo compungido y pesaroso que me estoy cargando el planeta con el ominoso y pecaminoso vicio que tengo de buscar cosas en el Google. Con cada búsqueda que hago en el buscador arrojo a la atmósfera la terrible cantidad de 7 gramos de CO2, y digo terrible no porque 7 gramos sean mucho sino porque hago tantas búsquedas que el volumen de mi pecado lo convierte en inexpiable. ¡Ay mísero de mi, ay infelice!, es terrible lo mío pues hasta respirando peco, solo por vivir y sin abusar del aire emito con mi respiración la diabólica cantidad de 0,32 toneladas al año de CO2 a la atmósfera, y ya ni les cuento lo que contamino los años bisiestos porque no me quiero deprimir.
Para sentirme más desgraciado por mis muchos pecados me entero de que es aun peor para la salud de mi planeta el emitir metano que emitir CO2, porque 1 kilo de metano equivale a 21 kilos de CO2 y que la cosa entérica de los rumiantes (vulgo pedos de vacas y otros) y el cultivo de arroz son las principales fuentes de emisión de metano. Soy un monstruo, no tengo perdón, mis pecados son incontables, pues además de buscar compulsivamente en Google como arroz con leche con fruición y a veces hasta callos y carne de ternera. Que la diosa impertérrita de los verdes prados me perdone, porque acabo de caer en la cuenta de que tomo muchos cafés con leche.
Al concienciarme del daño que hago al planeta cada vez que como arroz con leche me he sentido despreciable y ruin llegando al llanto irrefrenable cuando he caído en la cuenta de la cantidad de paellas que me he comido o los kilos de queso que me he zampado. ¡Ay mísero de mí, ay infelice!
Tras mucho pensarlo he decidido calcular cuánto CO2 emito con mis búsquedas en Google a pesar de saber que terminaría con una pesadumbre inconsolable. He decidido ser valiente y confesar públicamente la entidad de mi avieso pecado contra natura. Yo hago una media de 60 búsquedas al día en Google, con cada una emito 7 gramos de CO2, lo que implica que al año lanzo a la atmósfera la increíble cantidad de 153,3 Kg de CO2. Es terrible, emito más CO2 al año con el Google que respirando medio año.
Si respirar ya es un pecado contra la naturaleza, lo de buscar en el Google no tiene perdón de Gaia. Como no puedo dejar de buscar en el Google he decidido compensar el CO2 emitido dejando de emitir su equivalente no volviendo a probar el arroz con leche.
Exijo que se institucionalice la confesión verde para expiar nuestros pecados, o nuestra vida será un sin vivir pues hasta vivir es pecado.
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