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Sahumerios y arrebatos

Las miserias de no ser ya progre

Progre

Cuando era progre
pensaba como un progre,
me creía a pies juntillas
que vivir en Nueva York
era la peor de las tragedias
y que vivir en el Gulag
era trabajar para construir
el paraíso socialista.

Cuando yo era progre
creía como Benedetti
que los yanquis
cuando inyectan democracia
inyectan un veneno letal
y que lo mirífico es inyectar
una bala en el cerebro
cuando el ruin de turno
se niega a ver las bondades
del socialismo.

Ahora que no soy progre
soy un pobre infeliz
que no sabe ser feliz
tomando una coca-cola
mientras me fumo un malboro.
como lo era antes
cuando era progre y feliz
bebiendo una coca-cola
mientras fumaba un malboro.

(Orel, 28 de septiembre de 2005)

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