Vuelve Bono y la sandez.
Eran ya muchos meses de síndrome de abstinencia de las majaderías de Bono. Qué felices aquellos días en que cada semana, como poco, disfrutábamos del inmenso placer de partirnos el culo a reír con las gansadas de Bono. Se echaba de menos, yo al menos, leer necedades excelsas como aquella que dijo don José de que prefería que le matasen antes que tener él que matar como argumento para el comportamiento de los ejércitos que dirigía como ministro de Defensa.
Gracias a El País volvemos a disfrutar del mejor Bono, del auténtico rey de la sandez actuando esta vez en el extranjero. Y a pesar de que la sandez no es su fuerte, porque el hombre no da para más, ha ido a Guinea Ecuatorial con una excursión de parlamentarios españoles a los que ha sacado como una auténtica madre superiora y tras todo un año preparando, ensayando, memorizando, vocalizando y representando ante el espejo su gran mentecatada, se la ha soltado al señor Obiang.
Tras las frases protocolarias de obligado largamiento como que habían ido allí a tener con el presidente guineano un encuentro amistoso, franco y cordial para estrechar lazos que posibilitasen un fructífero marco de relaciones, Bono por fin soltó su frase al presidente que nunca ha sido dictador, le dijo “Es muchísimo más lo que nos une que lo que nos separa”. Por la delegación española rodaron lágrimas y hubo gestos contenidos como los que se veían en las caras de los soldados en la famosa escena de La Vida de Brian en la que Poncio Pilatos habla de su gran amigo Pijus Magnificus.
Llegan noticias de que tras esa frase de Bono, Obiang va a dar a Repsol la exclusividad de la explotación de todo el petróleo guineano. Como decía Gustave Flauvert, la tierra tiene límites, pero la capacidad de Bono para decir bobadas es ilimitada.
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