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Sahumerios y arrebatos

Al ministro del paro le acojonan las cifras, no las mirará.

Pero que no se ha cortado un pelo el nuevo colocado en el gobierno por los sindicatos de clase cebados con nuestra pasta, llega el hombre al cargo de ministro del paro y declara que andar mirando las cifras de parados le acojona, que eso le condiciona para todo el día y como él no quiere verse condicionado y menos andar acojonaito toda la jornada, pues ha prometido que no mirará las cifras del paro tan perniciosas para su paz espiritual.

Si ZP fuese alguien, debería coger a Valeriano por sus valores y ponerlo en la puerta del consejo de ministros, menudo morro tiene el colega. Pero al menos ha tenido la cordura de explicar el porqué de sus declaraciones respecto a su decisión de no querer saber de parados y menos de su número. Este sindicalista de ideas claras quiere vivir alejado de presiones y constreñimientos para poder tener todas sus capacidades dedicadas a una gran labor, proporcionar más apoyo institucional a los sindicatos de clase alta.

Lo de apoyo institucional debe entenderse como mayor liberalidad gubernamental a la hora de soltarles la pasta a los clasistas sindicales que andan apurados y solo pueden visitar los restaurantes de ocho tenedores y nueve cucharas 8 días a la semana, y para eso, don Valeriano necesita mucha concentración, porque por desgracia la pasta no abunda y hay que buscarla. Estoy seguro que Valeriano conseguirá sacar de algún lado cien milloncejos de euros más para CCOO y UGT que se lo merecen y él tiene redaños suficientes para proporcionar al apoyo institucional que tanto les falta a ambas organizaciones.

El mayor mérito de este hombre para acceder al alto puesto que tiene fue participar en la manifa contra ZP y su patada en los desvelos de funcionarios y pensionistas, algo que requería una urgente explicación cosa que no ha tardado en pergeñar don Valeriano. Como ha aprendido rápidamente que estando en el gobierno ZP puede mentir a placer y tratarnos como imbéciles dice que sí, que fue a la manifa contra la reforma laboral para mostrar su apoyo a los sindicatos que la organizaban contra la reforma laboral pero que él no estaba allí para oponerse a dicha reforma.

Esa prueba de sinvergonzonería tal vez le libre de la patada de Rubalcaba en su clasista antifonario sindicalizado. Solo le veo una pega a este hombre, ya que si tanto le acojonan las cifras del paro, si tanto le impiden trabajar, no sé porqué ha decidido mirarlas una vez a la semana, debería liarse la manta a la cabeza y mirarlas tan solo los 29 de febrero y ya estaría bien.

Ya tenemos otro sinvergüenza con clase en el gobierno, felicidades.

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