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Sahumerios y arrebatos

Estatuto, El País prefiere comodidad nacionalista a legalidad constitucional.

Cuando El País se pone a hacer el caldo gordo a los nacionalistas, lo hace mejor que ellos mismos con su propio olla. Aunque yo no me lo creo, dicen los medios, y El País entre ellos, que el Constitucional va a emitir próximamente la sentencia sobre el estatuto de Cataluña y no les gusta lo que al parecer va a dictaminar, en vista de tal desconsideración para con los nacionalistas catalanes, el cañón gordo del panzer insignia de la división mediática Das Reich (el imperio) lo han enfilado a los miembros del tribunal y les dice lo que tienen que decir y si no dicen lo que deben decir les dice que van a cabrear a los nacionalistas catalanes y que eso está feo y es muy malo porque se van a sentir incómodos.

El editorial de hoy de El País es el que se encarga de leerle la cartilla al Constitucional, se titula “Dilema constitucional” y ya en el subtítulo plasma su aviesa tesis anticonstitucional al decir “El fallo sobre el Estatuto tendrá efectos políticos: puede agravar el ’problema catalán’ o encauzarlo”. En  ningún lugar del editorial habla de legalidad, de constitucionalidad, de aplicar la Constitución, le importa eso un carajo, parte de un pimiento y toda una higa, estos tíos defienden que si hay que saltarse la Constitución para que no se sientan incómodos los nacionalistas catalanes, pues hay que saltársela y punto.

Primero avanza el resultado que teme y segundo deslegitima al tribunal que osa contradecir lo que estos mandangas y los nacionalistas han establecido. Lo deslegitima alegando que es un órgano político y termina describiendo todos los males que pueden acaecer si la sentencia es contraria al estatuto:

Con estos precedentes, es obvio que la sentencia del Estatuto, al parecer inminente, tendrá por fuerza efectos políticos. El primero será la radicalización de CiU, que, en pugna con ERC, esgrimirá el varapalo para completar su tránsito del moderantismo al soberanismo. Pero el más profundo será el apuntado ayer por el presidente de la Generalitat, José Montilla: una lectura restrictiva de la Constitución, ajena a su espíritu integrador, debilitaría a la legión de catalanes que quieren sentirse cómodos en una España que reconozca su pluralidad. Agravar el problema catalán o encauzarlo. Ése es el dilema que afronta el Constitucional.

Estos tocaconstituciones de El País se creen que nos hemos caído todos de un guindo y estamos alelados, a los nacionalistas catalanes les des lo que les des, les aceptes lo que les aceptes, siempre se sentirán incómodos, querrán más y más y si llegase el caso de que se le concediese la independencia, ni siquiera así estarían cómodos, querrían más y más, querrían Valencia, querrían miles de millones de euros al año para pagarles su incomodidad y el problema catalán se agravaría.

Ya que siempre están cabreados con el resto de España, pues que al menos se cabreen por algo con sustancia constitucional. Yo al menos estoy harto de que me vengan desde hace decenios con la cantinela del “o me das eso o me cabreo y además me siento incómodo con España y me hago independentista irredento”, a las pruebas me remito, son insaciables y lo mejor es ponerles a dieta y que su incomodidad al menos sea nuestra comodidad.

A los de El País se les llena la boca de legalidad cuando ellos dicen que toca, y cuando toca que prime la comodidad sobre la legalidad, ya se encargan de argumentarlo porque hoy no toca legalidad.

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