Retrasos condenables, premuras aceptables.
El Consejo General del Poder Judicial ha acordado la apertura de un expediente disciplinario a un juez de Murcia por una falta grave consistente en retrasar injustificadamente la tramitación de un expediente de adopción, decisión digna de elogio en cuanto tendente a evitar esas crónicas desapariciones de asuntos en ciertos ignotos cajones de mesas semidesconocidas de más de un juzgado.
Condenar el retraso y más si es injustificado, es cosa buena, pero yo me pregunto, ¿no es igualmente condenable la premura injustificada en otros trámites judiciales sobre todo si dicha premura perjudica los intereses de la defensa de algunos acusados o incluso impide el saber la verdad?.
Esas premuras, por lo que se ve, si que son aceptables, el hecho de destruir las pruebas más relevantes de un delito de gran trascendencia como se hizo con los trenes del 11M dos días después de los atentados, cuando aun había muertos sin enterrar, no merece que el CGPJ mueva un pelo de sus bigotes o barbas, si las tienen.
Volvemos una y otra vez al manido asunto de las distintas varas de medir los resultados de la ley del embudo. Para mi que el Juez del Olmo debería ser expedientado por los mismos motivos, pero en sentido contrario, que han llevado a expedientar al juez de Murcia.
Por culpa de la precipitación apresurada e intencionada del Juez del Olmo y la fiscal vale ya en destruir los trenes, el tribunal que juzga los asesinatos masivos del 11M se verá probablemente incapacitado para determinar el arma del crimen, por ese motivo y por la misteriosa mengua en el volumen de las muestras recogidas en los trenes que acabaron en unos escasísimos gramos en manos de los peritos nombrados por el tribunal.
Y lo mas sangrante es ver como el juez que se dio patadas en el culo togado para eliminar las pruebas sigue al frente de la investigación de lo que aun no se ha averiguado sobre el atentado, según palabras de la propia fiscala del vale ya.
Se entierran las pruebas antes que a los muertos y aquí no pasa nada.
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