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Sahumerios y arrebatos

Extraño calentamiento global que enfría la Antártida.

Todos asumíamos que el calentamiento global suponía que el planeta se calentaba, pero como la realidad no se adaptaba a las catastrofistas predicciones generadoras de megamillonarias subvenciones hubo que cambiar el mensaje de forma que fuese una teoría del todo climático y nos lanzaron el nuevo término de cambio climático. Si hace mas calor que el año pasado, es culpa del cambio climático, si hace más frió que hace dos años, también, si hay sequía el cambio climático carga con el san benito, si llueve en abundancia el cambio climático hace de las suyas. Así hasta yo puedo hacer teorías, siempre ganaría.

Hoy mi diario favorito, El País, el que leo nada más despertarme, editorializa sobre el gran tema con un título de lo más esperanzador “Cambio climático: aún estamos a tiempo, realmente se podrían haber ahorrado el editorial consiguiendo el mismo efecto si hubiesen añadido 4 palabras “Cambio climático: aún estamos a tiempo si soltamos la pasta” porque es de lo que se trata, solo hay esperanzas si aflojamos el bolsillo para que quienes nos dicen que la cosa está muy fea nos digan que podría mejorar.

Hablando del famoso informe de Naciones Unidas sobre cambio climático, que no calentamiento global dice:

la primera parte nos demostró con datos científicos que el cambio climático no es ya sólo una hipótesis, sino una realidad; la segunda presentó el panorama de sus gravísimos efectos sobre el planeta. Cuando parecía acechar la conclusión catastrofista, la tercera parte, aprobada el viernes pasado en Bangkok, da un respiro al afirmar que hay posibilidades de frenar el deterioro, y a un coste asumible, si se aprovechan los recursos económicos y tecnológicos disponibles o previsibles.

Como ya es una realidad el cambio climático, deberían explicar el grafico que aparece en el blog de Antonio Uriarte sobre la extensión del hielo antártico y su fluctuación anual.



En palabras de Antonio Uriarte:

Es una gráfica quebrada, con los picos de arriba, que indican los máximos anuales, y los picos de abajo, que indican los mínimos.

Lo que se observa es obvio. Que no hay una disminución del hielo, y que, en contra de lo que ocurre en el Artico, incluso parece percibirse una ligera tendencia al aumento.

¿Como casa esto con la homogeneidad interhemisférica del aumento del considerado máximo culpable, el CO2?

Pues mal, fatal. Pero la estrategia de silencio y ruido, promovida por la ciencia subvencionada, lo disimula.


Como dice Richard Lindzen la teoría del cambio climático se basa en la falsa premisa que establece que vivimos no solo en un mundo perfecto, de temperaturas equilibradas, sino que las predicciones sobre el calentamiento que registrará el planeta para 2.040 son de algún modo más fiables que las predicciones relacionadas con el tiempo que hará la semana que viene.

Y el que diga lo contrario es un ecoterrorista.

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