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Sahumerios y arrebatos

Anatomía y poesía

ESTE ES EL BORRADOR TAL CUAL LO DEJE CUANDO LO DEJE

Anatomía y poesía.

Con este ensayo me propongo analizar la intima relación que ha existido desde los albores de la humanidad entre la anatomía humana y la poesía.

Desde siempre los poetas han preferido unos elementos anatómicos sobre otros, llegándose al extremo de desgastar por el uso algunos de ellos (corazón, ojos, labios...) y sin embargo dejar vírgenes otros que podrían haber sido utilizados con mayor asiduidad y que por motivos de momento insondables han quedado solo para su uso en los atlas de anatomía.

Ejemplo de estos últimos podríamos citar el cerebro, encéfalo, el cuerpo calloso, las arterias, los alvéolos pulmonares, músculos, vejiga urinaria, cornea, esfenoides, sutura lamboidea etc.

A la hora de hacer citas, he utilizado como referencia única a Orel, un poeta desconocido, y algo escaso, que allá en los albores del tercer milenio anduvo vagando por los caminos de la poesía.

De este modo los grandes monstruos del oficio no se molestarán si me olvidase citarlos en este estudio. Utilizamos a Orel en este ensayo ya que es de los pocos poetas que ha hecho un uso intensivo y abundante de lo que podríamos denominar anatomía profunda en sus composiciones.

En las citas que se incorporan al texto del ensayo, se refleja únicamente la parte del poema que interesa, en función del elemento estudiado. Al pie de cada cita se refleja el autor, nombre del poema o composición y el año en que fue escrita.

Este trabajo, pretende ser un acicate que incremente la productividad de nuestros poetas, ya que si con solo unos 15 o 20 elementos anatómicos se han escrito tantos millones de versos, es seguro, que si incorporan cien nuevos, la producción poética alcanzaría cotas inimaginables.

Tras un laborioso estudio de miles y miles de composiciones poéticas, he elaborado una relación de los diez elementos anatómicos mas empleados, siendo clasificados por el número de referencias halladas de mayor a menor.

1.- Corazón.
2.- Ojos (con actitudes concomitantes como la mirada)
3.- Labios (con su uso para besar y sonreír, casi podrían estar en primer lugar)
4.- Brazos (siempre como elemento imprescindible para el abrazo)
5.- Pelo, cabello
6.- Manos
7.- Cara
8.- Sangre
9.- Cuerpo, figura
10.- Cuello

Haremos un repaso a la anatomía humana de la cabeza a los pies:

ELEMENTO I. El Pelo.
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El pelo, es un recurso estilístico muy apreciado por los poetas y rapsodas. No digamos nada cuando esta referencia de hace directamente a su color (“Orlas de amarillo trigo / dan forma a tu cabeza.... “) como a su forma en rizos, bucles y ondas.

El pelo y sus ondas:

Las ondas de tu cabello
son las olas de un gran mar
su brillo y su destello
el faro que me ha de guiar
en la oscuridad de tu alcoba,
sin el me la podría pegar.
(Orel, Mares procelosos, 1.996)

El pelo aunque parezca extraño, también hace cascadas y cataratas:

La cascada de tu pelo
baña tu hombro desnudo
y oculta a mi desvelo
ese mentón tan velludo.
(Orel, Desvelos y soledades. 1.999)

El uso abusivo de los mechones de cabello casi ha llegado a crear una industria poética específica.

Un mechón de tu cabello
guardo yo junto a mi pecho
y no quiere decir con ello
que acudas a mi lecho.
(Orel, Noches de fríos lechos. 2001)

Por más que he escudriñado, la carencia del cabello (vulgo calvicie) está escasamente tratada:

La magnífica calvicie
que recubre tus ideas
indica que la molicie
no es una de tus tareas.
(Orel. Los trabajos y los sueños. 1.997)

Por último, y no menos importante, no se detecta el uso del elemento mas vital del pelo: el folículo piloso. Vuelve a ser Orel la única referencia encontrada:

Tus folículos pilosos
son el útero de tus cabellos
los adoro a todos ellos
por hacer pelos tan hermosos.
(Orel. Cabellos desolados. 1999)

ELEMENTO II. La calavera.
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El uso de esta palabra, da a la poesía fuerza, misterio y tristeza. La han utilizado infinidad de autores como soporte del gran interrogante sobre la esencia y existencia del hombre.

Aunque la muerte te hiera
y criando estés una malva
el contemplar tu calavera
de la soledad me salva.
(Orel. El cultivo de la malva en los camposantos. 1995)

La calavera da mucho juego en situaciones post mortem.

Si tu me quieres de veras
estarás allá conmigo,
juntas nuestras calaveras
con la tumba como abrigo
(Orel. Jugando en la otra orilla. 2000)

Pero sin embargo, nadie utiliza la palabra cráneo ni otros elementos conexos que permitirían bestiales expresiones:

La tristeza que mi inunda
teniendo tu cráneo en mi mano
no me impide admirar la belleza
de tu magnífico esfenoides.
La sutura lamboidea
que serpentea tu digna calavera
como un arroyo seco y erosionado
hace que pueda apreciar
la escultural estructura
de tu arco superciliar.
(Orel, Cráneos, esqueletos y calaveras. 1997)

En este apartado se incluye lo que considero el ápice de la poesía anatómica y funcionalmente correcta. En esta composición el poeta designa al cerebro como sede del amor, quitando al corazón esta función.

El amor que me profesas
sé que se encuentra encerrado
como un brillante tesoro
por el arcón de tu cráneo.

Adoro ese relicario
protegido por los huesos
parietales y frontal
y como suntuosa base
el hueso y agujero occipital.

Los temporales y los esfenoides
destacan en tu esqueleto
y que diré del etmoides
que lo tienes tan coqueto.

Los preciosos maxilares
que esculpen tu bella faz
con arcos superciliares
que te hacen tan sagaz.

Nunca me dejan apático
tus palatinos y molares
y tu hueso zigomático
se merece mis cantares.

¡Ay mi amor¡ que se halla preso
en tu cerebro y sus circunvoluciones
rodeado por el duro hueso
protegido de los pescozones.
(Orel. Cerebro partío. 2.001)

Como hemos comentado, la calavera ha sido (Al final, el gran interrogante existencial lo ha tratado Orel del siguiente modo:

¡Amor¡ que antaño fuiste viva hoguera,
estas hoy posada en mi mano,
temblorosa por ser la de un anciano,
mudada tu, en blanca calavera.

Me rondan como dos aves rapaces,
son dos preguntas, asaz puñeteras,
¿dónde fuiste al dejar estas laderas?
¿de donde vienes, el día en que naces?

Miro tu calavera y no contesta
me estrujo yo los sesos, y no atino
ya cansado me digo, ¡paso de esta¡

Parece que hoy le dado mucho al vino,
viniste de la nada a esta fiesta
y a la nada te ha llevado tu destino.
(Orel. A preguntas necias, réplicas vacuas. 1.998)


ELEMENTO III. Los ojos.
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Aunque se que me extralimito con la comparación, los ojos son al poeta, lo que el cerdo al carnicero, se aprovecha todo.

Según he verificado en este análisis, es el elemento anatómico del que se utilizan en poesía mas componentes. Aquí los poetas rayan a gran altura anatómica. Lo que mas me ha llamado la atención es que dan a entender que conocen la función de cada uno de dichos componentes del ojo.

Así hablan con toda soltura de pupilas, color de los ojos, párpados, pestañas, retina, y como no de la mirada.

Mi mirada en tu mirada se refleja
provocando un infinito de reflejos
mas eso me provoca a mi una queja
¿cómo puedo así tirarte yo lo tejos?
(Orel. Miradas infinitas. 1992)

La pupila, asociada al color de los ojos (nadie menciona el blanco que es el color mas abundante) es utilizada masivamente.

Orel en esta estrofa utiliza esos elementos casi en su totalidad, es de destacar que es el primer poeta conocido que destaca el blanco de los ojos, dando a la pupila, solo la importancia secundaria que en realidad tiene.

Tus ojos de blanco nácar
tu pupila azul celeste
tu retina oscura de cuásar
tu mirada siempre agreste.
(Orel. Ojos de pasión. 1987)

ELEMENTO IV. El cerebro
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Este elemento es el peor tratado. Funcionalmente, todos, absolutamente todos los poetas conocidos yerran en sus aseveraciones, asertos y afirmaciones cuando asignan al corazón las funciones que son propias del cerebro, no siendo éste mencionado por nadie de relevancia.

Los elementos mas llamativos del cerebro son los grandes desconocidos de los poetas. Ningún poeta incluye a las circunvoluciones cerebrales, ni a la glándula pineal, ni al bulbo raquídeo, ni al cerebelo, ni a algo tan tierno como el putamen, ni a tantos y tantos....

Orel vuelve a ser adelantado......

Te adoro a ti toda entera
eres mi mujer ideal
me gusta igual tu cartera
que tu glándula pineal.
(Orel. El braguetazo. 1986)

¿Qué ocasiona mi desvelo?
¿qué origina mi pasión?
¡Tu turgente cerebelo,
tan rosado y juguetón.¡
(Orel. Turgentes pasiones. 1990)

Cuando anhelo tu presencia
solo me calma el vídeo
que recoge bien la esencia
de tu gran bulbo raquídeo
(Orel. Anhelos bulbosos. 1.998)


Es deplorable la infravaloración en que tienen poetas y rapsodas a las meninges. Veamos que escribe Orel al respecto:

El color de tus meninges
me arrebata el corazón
¡amor¡, jamas te las tintes
déjatelas como son.
(Orel. Tinturas de amor. 1.998)

Me estremezco de emoción cuando veo en algún poema referencia al elemento mas hermoso del cerebro, su cuerpo calloso, y nada digo del bulbo olfatorio:

Cuando te miro al trasluz
lo que veo mas precioso
además de tu testuz
es tu locuaz cuerpo calloso.
(Orel. Soledades y callosidades. 1995)

De todo el repertorio
de hermosuras de tu cuerpo
tu gran bulbo olfatorio
me deja boquiabierto.
(Orel. Repertorio de hermosuras. 1994)

Vean ahora el mayor desperdicio que han hecho los poetas: el tálamo.

esto está escrito con cálamo
y como tinta, mi sangre,
adoro tanto tu tálamo
que en mi tiene raigambre.
(Oren. Raigambres desoladas. 1993)

El tálamo nupcial
no es lo que mas deseo,
por tu tálamo cerebral
es por lo que yo babeo.
(Orel. Noches nupciales. 1.997)

Es interesante considerar lo que hubiese sido la poesía (al menos la moderna) de haber considerado al cerebro como sede del amor, los sentimientos, el dolor, la pena, etc. dejando al corazón solo sus latidos.

Mi cerebro lacerado
por tantos sin-sabores
¡mira que solo haber helado
de un par de colores¡
(Orel. Carencias. 1.998)

Cuando mi cerebro llora tu ausencia,
mi encéfalo revive tu figura
tan fielmente, que ya nada me apura
sintiendo en mi, tu prístina presencia
(Orel. Ausencias. 1.987)

Mi cerebelo sufre tu partida
se altera cual caballo desbocado
por no ser la herida compartida
por tu cerebro duro e inalterado.
(Orel. Alazanes desbocados. 1.999)

Me desdeñas, y siento un quejío
que rasga mi cerebro y sus contextos
ambos sabemos, son solo pretextos
que maltratan a mi cerebro partío
(Orel. Heridas intimas. 1998)

Tu cerebro, duro como la roca
no atiende a mis amores y requiebros,
las palabras que salen de mi boca
no llegan a ti, vagan por los cerros.
(Orel. Palabras sin destino. 1.989)

Tampoco nadie ha empleado el riquísimo conjunto de elementos que a nivel celular conforman nuestro cerebro, como neuronas, dendritas, axones, sinapsis.....

¡Ay cerebro¡, ¿porque nunca te callas?!
me hieres reviviendo a la persona
aquella que se fue, y tu no hallas
la forma de borrar de mi neurona.
(Orel, Neuronas rebeldes. 1.996)

Querría yo agitar tus neuronas
despertar al amor tantos axones
que estallasen tus dendritas sin hormonas
y saltasen tus sinapsis mil iones.
(Orel. Congestiones neuronales. 1.989)

El gozo, la alegría, la emoción y otros sentimientos, que nacen, se acunan, duelen y viven solo en el cerebro:

Mi cerebro estalla hoy de gozo
la alegría recorre mis axones
la emoción me provoca un sollozo
al rozar tus ingrávidos pezones.
(Orel. Caricias y restregones. 1.995)

La bioquímica del amor tampoco ha sido nunca tratada:

Quisiera yo inyectarte la substancia
que crea al amor en tu cerebro
ya que dada mi crónica vagancia
no estoy ni para hacerte un requiebro.
(Orel. Los atajos del amor. 2.005)

ELEMENTO V. Las orejas.
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Las orejas siempre han sido un elemento secundario en la actividad poética. Cuando es manifiestamente mejorable su utilización, con la incorporación de los sublimes constituyentes del oído, como son su cerumen, tímpano, el acueducto de Falopio, el caracol, los huesecillos con denominaciones tan sonoras como martillo, yunque, estribo..

Tendré que hablarte yo con alaridos
y subir a mi voz todo el volumen,
si no te quitas por fin de los oídos
esa costra tan gorda de cerumen.
(Orel. Obstrucciones y desencuentros. 1.989)

Tengo ratos de locura,
desde que nos deshicimos,
mi cerebro me tortura
con tu remoto recuerdo..

En esos momentos quisiera
que tu Acueducto de Falopio
recogiese mis desquiciadas palabras
y que las transmitiera a tu cerebro.

(Orel. Suspiros imperceptibles. 1.993)

Con mi rostro rozando tu carrillo
te susurro al oído y percibo
el modo en que aletea tu martillo
transmitiendo mi mensaje al estribo.
(Orel, Susurros y siseos. 1.996)

Tu tímpano vibrará con mis quejidos
de suplicio, angustia y muerte en vida
que aunque sé que la tengo merecida,
“conmutalᔠsuplico a tus orejas.
(Orel. ¿Conmutaras mi pena de muerte?. 1993)

En la practica poética ordinaria, la oreja se ha tratado como enganche para los pendientes, y para mordisquear sus lóbulos turgentes.

Siento la caricia de tu pómulo
al mordisquear la base de tu oreja
noto como se te alegra el lóbulo
cuando mi dentadura lo corteja.
(Orel. Cortejos incisivos. 1.999)


Ansío acariciarte la oreja
y pastorear por ella mis dientes,
pero tu amor, me oirás una
y que en ellas pastoreen mis dientes

Tu brillas mucho mas que los luceros
tus brillos siempre son muy refulgentes,
te oscurecen un poco los regueros
de fulgor de rubí de tus pendientes.
(Orel. Onerosas joyas de amor. 1.992)

Ansío que mis doloridas quejas
por tu desdén y frío rechazo
vuelen por el aire a tus orejas
y restallen allí como un mazazo.
(Orel. Oídos sordos. 1.995)

ELEMENTO VI. Los labios.
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Esta piedra sillar de la labor poética, se ha convertido en elemento imprescindible. Como ocurre frecuentemente con tantos otros elementos anatómicos, aquí los poetas le asignan funciones que realmente no desarrollan. Como ejemplo digamos que los labios no musitan, no susurran, no rezan, son solo un elemento mas del aparato fonador.

Los han convertido en objeto de deseo, meta de los mas arduos esfuerzos, destino de incontables sueños, y todo ello sin que jamas nadie haya profundizado en sus misterios estructurales.

Cuando oigo a tus cuerdas vocales
musitar palabras de amor
miro tus labios

triangular de los labios, cuadrado de la barba, orbicular

ELEMENTO VII. Los dientes.
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Al octavo mes ríes
con cinco azahares.
Con cinco diminutas
ferocidades.
Con cinco dientes
como cinco jazmines
adolescentes.

Fronteras de los besos
serán mañana,
cuando en la dentadura
sientas un arma.
Sientas un fuego
correr dientes abajo
buscando el centro.

Dientes, nana cebolla, hartos de inventar metáforas, como luceros, estrellas, gemas, diamantes, etc.

Molares, premolares, incisivos, caninos, muela del juicio, dintes de leche, esmalte, marfil (si lo saben los poetas) encia, pulpa, raiz, cemento.

metaforas: perlas, gotas de rocio, brillantes, frontera de los besos, nacar, luceros,

ELEMENTO VIII. La Lengua.
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Besos de tornillo, poca cosa
papilas gustativas, velo del paladar, amígdala palatina
músculo estilogloso (cuando estoy muy fogoso....)

ELEMENTO IX. La boca
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itsmo de las fauces, bucinato faringeo, tunica mucosa de la boca., gancho ptrigoideo (poner con regodeo), musculo constrictor (apresado por su musculo constrictor), la parótida.

ELEMENTO X. La nariz.
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tabiques nasales. meatos, senos nasales (versos que no son obscenos.... ) olfato.

ELEMENTO XI. El cuello.
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alias garganta.
Musculo trapecio y externocleidomastoideo
la epiglotis, glotis, tiroides, laringe, faringe,, cuerdas vocales

ELEMENTO --. La sangre.
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Transcendental en la poesía epica. vital para significar parentesco. Fundanmental para significar vida .

ELEMENTO --. Fluidos corporales.
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La sangre, es un elemento tan consumido en la producción poética que merece que se le dedique un capítulo propio.

Entre el resto de fluidos destaca por méritos propios el sudor, que los expertos en poesía asocian casi siempre al trabajo y que a la par que las lágrimas riega todo lo que el poeta le ponga por delante.

El caso mas común, regar la tierra que se trabaja siempre con sudor:

Atado a la cadena del terruño
el labrador se afana y desespera
destrozando los tormos con el puño
el tormo es el mismo que ayer fuera

Sudar la gota gorda es su meta
y es poco sudor para tanta tierra
como no se regará, no se emperra
irrigará mejor una maceta.
(Orel. Sudores escasos. 1.995)

En los ardores del amor, frecuentemente se riega el cuerpo de la amante:

Hay que ver como sudas al amarme
me riegas como a un campo de lechugas
con diez toallas no podré secarme
¿qué haces para inundar mis pechugas?
(Orel. Amor de regadera. 1.997)

El sudor que derramas por tus poros
mientras corres en busca de tu amada
es baldío, no vale para nada
ella está con el otro haciendo toros.
(Orel. Sudores baldíos. 1.994)

El llamado “efecto de riego” de las lágrimas, es un potente auxiliar de la labor poética.

Las lágrimas riegan los mas diversos lugares, objetos y cosas.

Desde el más lógico y evidente: “Las lágrimas que riegan tus mejillas....”

Hasta el mas ilógico y extraño: “Tus lágrimas riegan mi vacío.....”

Riegan corazones:

“Las lágrimas que la desolación te induce
riegan mi marchito corazón............”

Los hay algo sádicos:

Cuantas más lágrimas induce en ti mi ausencia,
mas se irriga la flor de mi deseo...........

Para otros tienen efectos vivificantes y diría que taumatúrgicos, y desde tiempos inmemoriales han hecho renacer, revivir, resucitar y reanimarse a cantidad de seres:

Las lágrimas que derramas sin hartura
hacen renacer de mis cenizas
el hombre que fui y tú añoras.
(Orel. Lázaro reiterado. 1.845)

Así mismo el sudor, y que decir de las lágrimas, ya menos la saliva, sin embargo el líquido cefalo raquídeo no se entera de la pelicula.
Otro fluido importantisimo y no empleado es la orina, queda también relegado el semen y los fluidos vaginales.



 Manos: son las herramientas que usa el amor para sus trabajos mas extensos, complejos, etc.




 Labios, de locura

 lengua...., nada de papilas gustativas.

Vientre, entrañas, estomago, no duodeno ni piloro

Veamos como trata el poeta, el “dolor que se aferra a las entrañas”, de una forma que llamaremos “anatómicamente ampliada”:

Andaba yo reptando por la vida
cargando mis entrañas de tormentos
mi estomago de amargos alimentos
que cruzan el píloro en estampida

La angustia me maltrata el duodeno
el suplicio, mi delgado intestino
en el íleon se muta en asesino,
y en el yeyuno es puro desenfreno

Patea mi apéndice vermiforme,
flagela y hiere el colon transverso,
pasa el esfínter con dolor enorme.

Heces de dolor, caen al universo,
ello hace que el calvario se transforme
en este crudo y lacerado verso.
(Orel. Tránsitos intestinales. 1.998)


solo en este dolorido verso
caer

causar

dolor enorme
patear

pancreas. intestino delgado
doudeno, yeyuno
íleon apendice vermiforme
intestino ciego
Colon transverso
recto esfinter foliculos, linfaticos solitarios
higado, vesicula biliar
bazo, peritoneo visceras, mesenterio, epiplones
utero, trompas, ovarios, foliculos ovaricosm miomterio, endometrio., fondo uterino,

 Venas, pero no arterias

repetir
resucitar






al salir de este mundo
y solo seamos ánimas
mi dolor mas profundo
será no ver tus lágrimas:



 Corazón. El uso de este elemento es apabullante. Tras nuestro estudio se puede afirmar que ni uno solo de los poetas analizados ha dejado de utilizar este término.

El corazón ha sido
Lacerado, partido, herido, olvidado, adorado, adormecido, regalado, donado (dame tu corazon), estado ausente, compartido.
Sin embargo la aurícula nunca ha intervenido, siendo así que podría proporcionar al poeta momentos sublimes:

Hasta ha sido referenciada su función básica como bomba impelente expelente.

La sangre que tu corazón
hace correr por tus venas
es la mejor medicación
para curar tus penas

Mi vida es una película
sin principio ni final
si yo no tengo tu aurícula
ya todo me da igual.

 cuando tu hermosa sonrisa

 Brazos, deltoides, nada de codo

 Manos, mucho

 Utero.
 Esqueleto.

 caderas

Rodilla. Es la playa de desembarco, el comienzo de la relacion fisica. Mano a la rodilla.

En el proceso de ligar
tras algunos escarceos
la mano empieza a atacar
con ligero balbuceo

Si el tío no es muy parco
será para él la rodilla
la playa de desembarco,
si hay reacción, saldrá en camilla.

Si percibe con sus yemas
solo leves vibraciones
verá que nada le frena
para explorar los rincones

Conquistada la playa
avanza sin ceremonial
pronto la ropa soslaya
y va a buscar su grial.

(Orel, Desembarcos y escarceos. 1.998)

 El pene o tronquito:

Cansado de buscar esta el tronquito
un plácido y solaz aparcamiento








 elementos no anatomicos pero asociados: mirada, sonrisa,

BRAZOS.

1 comentario

Stefano -

Hola, escribo porque estoy realizando un proyecto que consiste básicamente en la resignificación de los elementos anatómicos y la importancia que estos tienen dentro de la tradición poética.
¿Tienes más información al respecto? ¿quien es el autor de este ensayo?
Gracias!