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Sahumerios y arrebatos

Garzón, el raudo paladín contra la corrupción.

Con Garzón las cosas nunca son como parece que son y menos si en el meollo que contextualiza el busilis básico del asunto aparece su cajón mágico, porque hasta hoy jamás nadie había sacado tanto jugo a un cajón como el que le saca Garzón al tercer cajón de su mesa de despacho. Es un cajón que fija los tiempos, que marca el devenir de la política nacional y que además condiciona la vida tanto de sumarios como de personas y sobre todo el caché del juez como conferenciante, es un cajón mágico porque de un modo sobrenatural ordena, prioriza y organiza el trabajo del juez que todos los días ve amanecer desde la cama. Resumiendo, que Garzón tiene un cajón que le dice cuanto toca activar un sumario y montar el numerito de las detenciones y sobre todo sabe cuándo puede ser más rentable en prestigio, fama, portadas y aperturas de telediarios para su propietario y lo más portentoso es que ese cajón domina como nadie o como ninguno el “ahora te vas a enterar”.

A mí la aventura del paladín Garzón en Barcelona contra los corruptos de turno me ha placido y solo me ha sembrado una duda y de las asaz puñeteras, ¿desde cuándo tenía Garzón en su cajón el sumario?, y gracias a las preces que he dirigido a la diosa inalámbrica de los mangantes incorruptos, El Periódico me lo aclara sin tener que esforzarme mucho. La cosa no es tan grave como mi maliciosa mala fe me había hecho intuir, no lo tiene desde el año 1994, ni siquiera desde el 1998, esta vez solo lo ha tenido en el cajón nueve años, nada fuera de lo normal porque todos conocemos la gran cantidad de trabajo que tiene el juez con tanto sumario, tanta conferencia impartida gratis et amore, tanto viaje para salvar a la humanidad y tanto sumario.

Ahora aparecerán las maledicentes lenguas viperinas de cuádruple filo a decir que si Garzón ha montado el numerito ha sido porque no salía en los telediarios salvo por andar imputado en cosillas varias en los tribunales y necesitaba como el comer portadas y aperturas de telediarios para que su caché no descienda demasiado. Yo sé que Garzón no ha montado el numerito por eso, y no digo numerito porque me oponga a que los corruptos sean trincados, sino porque Garzón y el numerito van siempre de la mano. Garzón ha montado el numerito ahora por algún “ahora te vas a enterar” de ignotas raíces y porque este hombre tiene derecho sacar del cajón el sumario que el cajón le diga que toca, y vale ya.

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