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Sahumerios y arrebatos

Memoria o revancha histórica.

Un extraño editorial hoy en El País altera mis esencias pues me obliga de nuevo a alabar a sus hacedores. Es extraño porque dice algunas cosas rebosantes de sentido común, como que una vez en marcha la cosa esa de la memoria histórica “los socialistas consideraron que un asunto con tanta carga emocional solo tenía sentido si se planteaba desde el consenso, lo que implicaba buscar un acuerdo con el PP; pero esa actitud ha sido vista como una claudicación por sus aliados de izquierda. El resultado ha sido que el Gobierno se ha encontrado entre las manos, y casi como único defensor, con una iniciativa que por sí mismo no habría tomado.

Puede parecer a primera vista inconcebible que algo así se diga en El País, pero ahí queda dicho, en un editorial titulado “Memoria”. Y dice más cosas interesantes.

el reconocimiento de las víctimas del lado republicano durante la guerra no debe excluir el de los fusilados y desaparecidos del otro bando, sin que pueda alegarse que unos ya tuvieron reconocimiento durante 40 años y los otros no. Esto es cierto, pero de lo que se trata ahora es de un reconocimiento por la España democrática de todas las víctimas; de sustituir la guerra de esquelas por el compromiso de la piedad compartida”.

Reconocer que los fusilados por los republicanos, imagino que incluirán a los de Paracuellos, merecen también un reconocimiento es casi un hito histórico escrito en El País.

El final del editorial es apoteósico por los buenos deseos y el sentido común que destila.

En el punto en que estamos, lo importante, con ley o sin ella, es que, de ahora en adelante, las fuerzas parlamentarias no escatimen esfuerzos para que los fantasmas de nuestra historia regresen de una vez por todas a su siniestro panteón.”

Para mi solo le ha faltado la valentía de extraer la única conclusión que se puede sacar de los argumentos expuestos, que esa ley no solo es innecesaria sino que si se lleva adelante conseguirá precisamente lo contrario a lo que propone el editorialista, hará que los fantasmas de nuestra historia no regresen a su siniestro panteón sino que se paseen por calles y plazas, televisiones y radios, periódicos y mercados, y nos terminen pareciendo a todos como la revancha histórica que es lo que realmente buscan quienes impulsan esa ley.

Gracias Polanco.

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