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Sahumerios y arrebatos

Zerolo y la inmoralidad sexual.

En Estados Unidos, un líder cristiano evangélico, Ted Haggard ha admitido que es culpable de “inmoralidad sexual”, ya que tras haber estado predicando contra los matrimonios entre homosexuales ha sido acusado de habar pagado a un hombre para mantener con él relaciones sexuales.

La inmoralidad de Haggard digamos que tiene perdón de Dios pues no deja de ser un pecado más, pero aquí en España, Zerolo ha incurrido en otro tipo de inmoralidad, que tiene menos perdón ya que no es un pecado, es un ataque frontal a sus propias convicciones y también hace lo contrario de lo que predica y siempre ha defendido, los homosexuales y sus derechos.

Zerolo, en lugar de seguir su actividad como defensor de los derechos de los homosexuales allá donde sean pisoteados, se alía con quienes incluso condenan a muerte a los de su misma opción sexual.

El PSOE ha presentado este domingo en Madrid la creación del Grupo Federal Arabe Socialista que tendrá, entre otros objetivos, actuar contra el racismo, la xenofobia, el integrismo y el fundamentalismo, así como promover la igualdad y la participación de la mujer árabe en la sociedad española. Así lo ha asegurado el secretario de Movimientos Sociales, Pedro Zerolo

La cobardía que manifiesta Zerolo al no mencionar por ningún lado que actuará también contra la homofobia de los países musulmanes es lo que yo llamo inmoralidad sexual.

En este país basta que un cura de un pueblo perdido diga en un sermón que la homosexualidad es pecado para que Zerolo alce la bandera de la protesta y se lance voz en grito a defender los derechos de los homosexuales que aquí se pisotean. Pero ese impulso se lo guarda en la faltriquera y calla como una momia egipcia cuando se trata de defender el derecho a la vida de los homosexuales en los países musulmanes, en su lugar organiza Grupos federales árabes porque dice que tal cosa es un acto de valentía que responde a la pluralidad y diversidad de este país y contribuye a la Alianza de Civilizaciones.

Zerolo ha aprendido rápido el zapaterés, ese nuevo lenguaje donde las palabras dicen exactamente lo contrario de lo que significan, por eso aquí lo de valentía debe leerse como cobardía o más propiamente cobarde inmoralidad sexual.

Es de cobardes decir una cosa cuando no se corre ningún riesgo y callarla cuando una caterva de musulmanes fanáticos pueden mosquearse y amenazarte.

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