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Sahumerios y arrebatos

El País: el Estado propio catalán es algo de importancia irrelevante.

Esto de ser paisólogo aficionado puede llevarle a uno a la paranoia a poco que se descuide. Si uno olvida que los hijos huérfanos del dios laico Polanco pueden defender una cosa y su contraria en un mismo párrafo, acaba orate. Hoy toca defender que es muy malo eso de que los nacionalistas catalanes de CDC reclamen un estado propio, pero al mismo tiempo, los prisanos se ven obligados a sostener lo que vienen sosteniendo desde hace muchos años, que los nacionalismos disruptivos (PL) son el bálsamo imprescindible para curar todos los males del estado español.

Publica El País un editorial con un título casi neutro, “Convergència aprieta”, a mi me ha recordado el chiste del dentista en el que el paciente le aprieta en cierta parte mientras le sugiere que se porte bien y él no apretará dolorosamente. Aquí nos dicen que los nacionalistas catalanes aprietan a España en algún lugar que puede doler.

La declaración solapada de independencia de CDC la considera así El País:

1.- Tan solo es una nota estridente en su diapasón reivindicativo, por tanto podemos respirar tranquilos porque eso y nada es nada.

2.- No obstante no es un argumento más de CDC en su currículo nacionalista, ergo debemos preocuparnos y mucho.

3.- Lo de “Estado propio” es una ocurrencia de Artur Mas que ha evitado que el Congreso de su partido proclamara la independencia, por tanto el sosiego es lo que nos debe invadir.

4.- Los nacionalistas de CDC hasta ayer eran moderados, ahora promueven que Cataluña siga su camino en solitario. Esto nos obliga a vernos embargados por la zozobra. Y esto no ha terminado.

5.- Hasta ahora CiU abogaba por un impreciso derecho a decidir. Ahora le ha puesto nombre y apellidos con eso de Estado propio. Toca pues angustiarnos.

6.- La ambigüedad es soportable hasta cierto punto: lo fue durante 23 años para Jordi Pujol. Esta afirmación de El País hace que la calma campe por nuestros regomellos.

7.- Finaliza El País su editorial acojonándonos y haciendo que sea la congoja y la ansiedad lo que quede en nuestros intríngulis al decir que ante la envergadura de la crisis no es precisamente tranquilidad lo que proporciona una Convergència sin recato para la exhibición de inmadurez y de arrebatos soberanistas.

Lo dicho, leer El País ambivalente a veces lleva a la demencia, aunque yo les he pillado el truco y tras leer esto que nos dicen sobre la independencia catalana me meto de hoz y coz en un estado de tranquilidad desasosegada y vale ya.

Y Rajoy el mosqueante apoyando a estos disruptivos de tomo y lomo.

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