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Sahumerios y arrebatos

Mundo de locos, ya vale el dinero del Monopoly.

Hace muchos años, cuando jugaba al Monopoly, recuerdo que soñaba a veces con lo chulo que sería que ese dinero fuese de verdad y que pudiese ir por ahí pagando con sus billetes. Hoy día, muchos que tenían el mismo sueño lo han convertido en realidad pero con truco. Han logrado que millones paguen pasta gansa de la de curso legal para adquirir los nuevos billetes del Monopoly, eso que llaman dinero virtual y que se precisa para muchos de los juegos más en boga de Internet.

Para mí es un mundo de locos, aunque reconozco que tiene su lógica, pues si hay algo que la gente quiere y por lo que está dispuesta a gastarse su buen dinero, siempre habrá alguien que se lo venda de un modo u otro. Quienes han elegido Internet como lugar de entretenimiento favorito van cayendo en el ansia de poseer bienes virtuales en sus juegos, si no los ganan en los juegos por los caminos gratuitos, compran esas cosas con dinero real. De locos, pero de locos listísimos, los vendedores, digo.

Dicen quienes de esto saben que este afán por poseer bienes virtuales arrancó en el este de Asia. Yo lo vi hace un par de años en el único juego en red con el que de vez en cuando me entretengo un rato, el póker de Facebook. Me alucinó ver que la compañía propietaria del juego te vendía fichas de pega, o dólares virtuales a cambio de dólares o euros de curso legal. Lo más curioso fue comprobar la gran verdad del nihil novum sub sole, pues inmediatamente apareció el mercado negro de dinero virtual.

Funciona del modo más chungo. Uno empieza a jugar ahí al póker con una cantidad de fichas que te regalan, no recuerdo cuánto, 1000 o 10.000 dólares. Los que son expertos pueden llegar a poseer cientos de millones de dólares que se habrán ganado con su tiempo y sus saberes. Estos muchimillonarios de pega intentan vender sus fichas, se anuncian por ahí, incluso en las mismas partidas. La gente acude a sus páginas web, se entera de los precios, por ejemplo, por un millón de dólares de pega tienes que pagar 100 dólares. Pagas con tarjeta y te pones de acuerdo con el tipo millonario.

Acudís los dos a una mesa de póker en el Facebook, y el vendedor juega con el comprador y se deja ganar el millón de dólares que ha vendido. Durante un tiempo me dio por descubrir en qué mesas se hacían estas transacciones, dado que era fácil ver quién era el vendedor y quien el comprador, visto eso ya era posible meterse por medio y jugar con ventaja, cierto que unos aguantaban más que otros, pero terminaban yéndose a otra mesa.

Lo mejor de estos tejemanejes era ver al vendedor cabreado que se olvidaba del comprador y se revolvía contra mí y sacaba todos sus saberes, justo entonces yo me hacía el loco y me iba a buscar a otros estraperlistas.

Lo dicho, un mundo de locos.

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