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Sahumerios y arrebatos

Combaten la corrupción negándola.

Sale un tipo y declara que la Junta de Andalucía le dio 150 millones de pesetas a dos empresas que creó solo para que le diesen esa pasta y aunque oficialmente debía dedicarla a la actividad de esas empresas la dedicó a sus placeres y los de su jefe el político. El tipo da el nombre de las empresas, da el nombre del fulano que le da la subvención por el morro, declara que el dinero lo dedicaron, él y el político, a irse de putas y para ponerse ciegos de cocaína. Eso en mi pueblo son pruebas de un delito, la declaración del delincuente siempre es una prueba.

Pues bien, la secretaria de Política Internacional del PSOE, Elena Valenciano, ha declarado al respecto que no se lo cree. En los medios dicen que dijo

“«Cuando lo demuestre podremos hablar», ha señalado Elena Valenciano quien ha insistido en que Guerrero deberá tener pruebas que demuestren sus acusaciones porque «una declaración así de escandalosa», en principio, no puede ser cierta.”

Así se combate la corrupción en este país y la técnica es similar en todos los partidos, la combaten encubriéndola, negándola, acusando al mensajero, diciendo que todo es una campaña contra este o aquel, no obstante esta dama, Doña Elena, ha puesto el listón en las nubes al decir eso de que algo así de escandaloso en principio no puede ser cierto. Hay que joerse.

Lo que Doña Elena está diciendo es que en principio es imposible que un socialista se vaya de putas un día sí y otro también y se ponga ciego esnifando cocaína y que no puede ser cierto que encima pague eso con dinero robado de los fondos públicos que maneja.

Doña Elena sabe que es simple verificar que a las dos empresas del chofer del político socialista andaluz se le concedió ese dinero y que es fácil comprobar que ese dinero se volatilizó, y que es muy sencillo leer los dos folios que el chofer escribió y pasó al político putero como única documentación para solicitar la subvención, eso son pruebas, y doña Elena lo sabe, por eso pide pruebas. Todos son iguales, la única diferencia es que unos encubren ocho trajes, otros diez millones, otros tres o cuatro y otros cuatrocientos millones, una diferencia irrelevante.

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