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Sahumerios y arrebatos

Mutua Madrileña me ha estafado mi tiempo.

Han conseguido cabrearme y es muy, pero que muy difícil que alguien consiga que yo me cabree. La empresa de seguros Mutua Madrileña me ha estafado mi tiempo vilmente, me ha tomado el pelo, se ha reido de mí y me ha hecho gastar una llamada para decírselo. Y ahora cuento como han conseguido que casi me suba por las paredes por la tomadura de pelo tan imbécil de que he sido objeto.

He comprado un coche de segunda mano, voy a asegurarlo, me meto en la página web de Mutua Madrileña para ver que presupuesto me dan. Tras marcar dos casillas, el primer dato que me piden es la fecha de matriculación del coche, la busco, la pongo y sigo rellenando datos y más datos y más datos, todos personales y del coche, DNI, y esas cosas. Es importante el hecho de que el primer dato que me pidieron en la primera de tres pantallas fue la fecha de matriculación del coche.

Tras mucho trajinar con los formularios de entrada de datos llego al final y me dicen los muy hijos del dios del trile que no pueden darme presupuesto por el nivel de riesgo que tengo. No tengo ni repajolera idea de qué quieren decir con eso. Por ello llamo al 902 555 550 y les digo que llamo para quejarme por haberme tomado el pelo esa compañía explicándoles la cosa. Entonces la amable señora con la que hablo me aclara que si mi coche esta matriculado hace más de no sé cuantos años no lo aseguran.

En ese momento he estallado, o sea que me piden la fecha de matriculación como primer dato, con lo que en ese momento ya sabía el que programó el invento, o mejor dicho, ya sabía Mutua Madrileña que no me asegurarían el coche, pero me hacen cumplimentar dos prolijos formularios de datos más, y todo para tener una bonita base de datos que mola cantidad y es parte del activo de la compañía. Con lo fácil que es advertir de esa circunstancia nada más teclear la fecha de matriculación y evitar a la gente que pierda su tiempo cumplimentando  decenas de datos.

En resumen, que he engordado el activo de Mutua Madrileña y me han pagado haciendo que pille un monumental cabreo, van dados. De momento ya sé que no seré jamás cliente de esos estafadores de tiempos y tomadores de pelo.

Reconozco que la tomadura de pelo es nimia, pero es un indicativo de algo muy extendido en todos los sistemas tecnológicamente avanzados que nos obligan a convertirnos en payasos hablando con maquinuchas y paginuchas y al final no vale para nada porque no nos resuelven nada tras gastar una buena cantidad de tiempo o dinero en llamadas.

Ya se me fue el cabreo.

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