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Sahumerios y arrebatos

Alucino, El País hace suya mi tesis sobre los apellidos.

Llevo unos cinco años ejerciendo modestamente de paisólogo aficionado, comentando las cosas de El País, sobre todo sus editoriales. Con algunos, pocos, he manifestado mi acuerdo haciendo mías las tesis que en ellos exponían; con otros, los más, he estado en desacuerdo, algo que no tiene nada de particular sobre todo viniendo de un mindundi como yo al que solo leen unos pocos centenares de personas. Pero hoy ha ocurrido algo que me ha dejado estupefacto tirando a patidifuso, El País ha hecho suya mi tesis sobre la estupidez de la asignación de apellidos en caso de problemas siguiendo el orden alfabético de los apellidos de los padres, decisión tomada por sus queridos ZP y Rubalcaba. No digo que me hayan copiado, no, porque seguro que desconocen mi existencia, pero para mí es todo un hito.

Hace dos días escribía yo:

“…lo que ya me parece una soberana estupidez es legislar que si los padres, alias progenitores A y B, no se ponen de acuerdo, en el Registro Civil decidirán el orden de los apellidos por orden alfabético. Esto es estúpido porque si lo que se busca es la equidad se da ventaja al progenitor con apellido alfabéticamente favorecido lo que evidentemente, en caso de desacuerdo, llevaría a situaciones en las que al favorecido por el alfabeto le bastaría con optar por el desacuerdo para que su apellido fuese el inicial de sus hijos.

Luego comentaba que me parecía más equitativo utilizar el azar para decidir.

En el editorial de hoy de El País titulado “Con nombre y apellidos” se lee:

La prevalencia del apellido del padre en caso de conflicto es contraria al principio de igualdad establecido en la Constitución. Pero está lejos de ser una buena idea recurrir al orden alfabético como criterio alternativo. No para evitar, como se ha dicho, que el censo bascule a largo plazo hacia las primeras letras del abecedario en detrimento de las últimas como consecuencia de esta reforma, sino por una razón de mayor trascendencia: se volvería a atentar contra el principio de igualdad. En este caso, no por anteponer la voluntad del padre a la de la madre, sino por romper el equilibrio entre las partes en un eventual litigio, puesto que una de ellas se sabría de antemano favorecida y la otra, de manera simétrica, perjudicada. El motivo de la desigualdad sería diferente del que consagra la vigente ley del Registro, pero la desigualdad como tal se mantendría. De ahí que el Gobierno esté considerando, con buen criterio, rectificar, sustituyendo por otro el criterio del orden alfabético. El sorteo parece un método más ecuánime.”

Queda claro que existe una diferencia sustancial en la calificación de la pretensión zapateril que para mí es una solemne estupidez mientras que para los chicos de Prisa ZP atenta contra el principio de igualdad, algo que al leerlo habrá encocorado a doña Bibiana y su jefa doña Leire.

Tras leer el editorial de El País cambio mi calificación, ahora la considero una soberana estupidez de ZP que le convierte en saboteador del sagrado principio de igualdad. Bibiana ¡muérdele!.

Este debate sobre los apellidos me recuerda al famoso habido en Constantinopla durante su asedio por los turcos sobre cuántos ángeles cabían en la cabeza de un alfiler. Aquí estamos asediados por los megaproblemas que todos sabemos y ZP y su jefe Rubalcaba se encargan de proponernos debates de este tenor para que nos olvidemos por un momento de los problemas de todo tipo por los que está pasando Belén Esteban.

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