Blogia
Sahumerios y arrebatos

El País acojona, entona el réquiem por las lechugas.

La fin del mundo, como dicen en mi pueblo, está a la vuelta de la esquina, hasta ahora nos habían aterrado con los cuatro jinetes del apocalipsis y esas cosas, pero todo ha quedado obsoleto, sabemos que la fin del mundo está cerca porque El País nos la anuncia y nos avisa de las cataclísmicas calamidades que nos aguardan por culpa del cambio global del calentamiento climático y la más terrorífica es la desaparición de lechugas, tomates, pepinos, cebollas, pimientos y demás verduras, tan es así que hoy entona un réquiem por las verduras salmodiando el Dies iræ, dies illa, solvet sæclum in favilla.

El País, en una cosa que llama “España: sartén y nevera” nos acojona con las cosas que nos esperan, el infierno al lado de lo que afirma que nos aguarda es un paraíso caribeño. Dentro de nada nos asaremos en verano y se nos congelarán los malos pensamientos en invierno y el resto del año iremos de sequías pertinaces a inundaciones catastróficas, pero lo realmente horripilante es que nos profetiza con absoluta seguridad la desaparición de las verduras.

Adiós a las verduras: "El sector de la agricultura se verá muy afectado. Será inviable o poco recomendable seguir cultivando según qué especies en ciertas zonas. El cambio climático provocará un aumento de las temperaturas de hasta seis grados en España, dentro de 60 años, en los meses de junio, julio y agosto. Tendremos que cambiar nuestros hábitos de consumo. Habrá mayores restricciones de agua en nuestras casas. No hay excusas para no instalarse hoy mismo ahorradores en todos los grifos.

Lo que no entiendo es qué puñetas tiene que ver el adiós a la última lechuga con lo de instalarse ahorradores en todos los grifos, yo creía que para salvar el planeta bastaba con no coger aviones, ni coches, ni motos e ir en bicicleta a todos los sitios, desde Nueva York a Sidney.

Nos habían hablado de la desaparición de muchas especies y de algunas especias, pero hasta ahora, quien más quien menos estaba tranquilo porque pensaba que siempre habría pepinos, repollos, lechugas, escarolas y demás verduras, abandonemos toda esperanza, comamos la última lechuga y preparemos el estómago para nuestras raciones de Soylent Green. Es el futuro que nos aguarda y lo tenemos bien merecido por no hacer caso a los acojonadores climáticos que tanto nos han avisado.

Aunque ahora que lo pienso, como todo eso dicen que ocurrirá a partir del 20 de septiembre del 2070, gocemos de las verduras hermanos que el mundo se acaba, eso sí, aliñadas con aceite de oliva, que de eso no han dicho que nos vaya a faltar.

Debo decir, con la mano en mis sinceridades que los Testigos de Jehová lo hacían mejor, su catastrofismo era pata negra y no estas mamarrachadas que nos endilgan ahora que no solo dan risa sino también pena. Con lo bonito que sería pronosticar un precioso diluvio universal vendiendo de paso pasajes para el Arca de Soylent Green Pis.

Requiescat in pace la lechuga de nuestras gulas verduleras

0 comentarios