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Sahumerios y arrebatos

Zapatero utiliza el viejo truco del barbero de mi pueblo.

Mi abuelo Antonio nunca fue muy dicharachero, no recuerdo que contase a sus nietos muchas cosas, tal vez por eso permanece en mi memoria la historia que nos contó, más de una vez por cierto, sobre el barbero del pueblo. Está basada en hechos reales y al parecer pasó a formar parte del folclore de la Ribera de Molina, nuestro pueblo. Ocurrió durante lo que llamaban los años del hambre, los primeros 40 del pasado siglo recién acabada la Guerra Civil. Las gentes del pueblo eran huertanos que cultivaban sus tierras a orillas del Segura y a pesar de las restricciones, las sacas y otros contratiempos, quien más quien menos tenía para llevarse a la boca más que las gentes de la ciudad, pero el barbero del pueblo no disponía de tierra, solo de su trabajo y las estaba pasando canutas para darle de comer a sus muchos hijos.

Contaba mi abuelo que los hijos del barbero andaban siempre con hambre, un buen día, llegada la hora de la cena, el barbero no había podido llevar nada a casa y nada había para cenar, sus hijos reclamaban algo que echarse al coleto, se estaban poniendo muy impertinentes en su acoso al padre cuando a este se le ocurrió la brillante idea. Llamó a todos sus hijos a su lado y les hizo una oferta que seguro que no rechazarían, le ofreció una peseta a todo el que renunciase a cenar esa noche. Dado que entonces una peseta daba para mucho, todos aceptaron la peseta y se fueron a la cama con el estómago vacío.

A la mañana siguiente el hambre entre los zagalicos era doble del habitual, lo que les llevó a montar una algarabía reivindicativa para que se les diese el almuerzo que en otro sitios llaman desayuno. El padre, que no pudo aportar nada para la cena, tampoco tenía mucha cosa para el almuerzo y fue entonces cuando echó mano del truco que le ha copiado ahora ZP. Hizo que su mujer pusiese en la mesa todo lo que había en la casa para comer, sus hijos ya estaban relamiéndose e iban a lanzarse a zampar aquello cuando el padre les paró en seco diciendo “El que quiera almorzar me tiene que dar una peseta”.

El barbero recuperó sus pesetas, se ahorró una cena y un calvario de exigencias filiales subidas de tono. Y todo esto viene a cuento porque Zapatero ha utilizado el truco del barbero de la Ribera de Molina.  

Una de las 4.321 medidas contra la crisis que puso en marcha ZP fue la de subvencionar con mil euros la compra de un coche nuevecito. ZP le dijo a sus gobernados, “No se venden coches, por eso, para reactivar el sector y ganar votos, al que compre ahora un coche le doy mil euros”. Y allá que se fueron muy contentos a comprarse el coche los agraciados por la munificencia de ZP, lo estrenaron, se ahorraron mil euros y todos contentos.

Pero ha llegado la hora de hacer la declaración del IRPF, y sale ahora ZP diciéndoles a los contentados automovilísticos que si no quieren que Hacienda les empapele tienen que devolverle 357 euros de  aquellos mil que les dio.

Y colorín colorado, la historia del trilero Zapatero aun no ha acabado.

Documentación.

ABC. La letra pequeña del plan 2000E: debe pagar IRPF  

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