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Sahumerios y arrebatos

Garzón, una bendición para la corrupción.

Garzón es famoso ya por ser el instructor preferido por los cacos de todo tipo que han de vérselas ante la justicia de la Audiencia Nacional. Todos rezan para que les toque Garzón porque saben que meterá la pata hasta las cencerretas por sus afanes de abrir telediarios y eso hará que en el juicio se anulen partes esenciales de la instrucción del gran juez que no sabía que Franco la había palmado y quiso enjuiciarlo. La mejor forma conocida de irse se rositas es que el caso lo instruya Garzón.

En el caso Gürtel ha vuelto a pasar. El juez necesitaba urgentemente madera bien seca que ardiese con llamas vistosísimas ante las cámaras y ante las rotativas de El País y ordenó que se hiciesen escuchas de las conversaciones entre abogados e imputados en la cárcel. No me creo que Garzón no supiese que eso era ilegal, pero su trabajo es el que es, que no es el de hacer una buena instrucción que lleve a la trena a los corruptos, ahora su trabajo es conseguir portadas y aperturas de telediarios que suban su caché y de paso hacerle el juego a ZP, necesitado de ocultar lo que no quiere que se vea y sacar a la luz la maldad del PP.

Los imputados y sus abogados están frotándose las manos porque ya ven la luz de la libertad sin cargos al final de su túnel carcelario y todo gracias al gran juez que ve amanecer acunando sumarios como el del bar Faisán.

El historial de Garzón como instructor chollo para los imputados tiene un nuevo hito, estoy seguro que a este paso se abrirá un oratorio en algún lugar para rezar a fin de tener la suerte de que sea Garzón el que instruya un delito porque el delincuente, al que le importa una higa la relevancia mediática, solo desea que le dejen en la calle, y con Garzón eso está casi garantizado.

Documentación.

ABC. Los abogados de «Gürtel» buscan anular pruebas clave tras invalidarse las escuchas

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