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Sahumerios y arrebatos

Derecho a mentir vs derecho a hacer el canelo la poli.

No sé a santo de qué dijo ayer el casi nuevo ministro de justicia, el famoso sustituto del voraz cazador de cérvidos montaraces, que defendía el derecho a mentir de los imputados en el caso Marta del Castillo. Me huelo muy mucho que estaba poniéndose la tirita antes de que fuese pública y notoria la herida que se han auto infligido haciendo el primo, gastando la intemerata en dineros y recursos al creerse a pie juntillas las mentiras que tienen derecho a decir los imputados.

Hace ya mucho, justo cuando comenzó la búsqueda del cuerpo en el Guadalquivir, recuerdo haber oído a un capitoste de la policía sevillana contando muy campanudo él que estaban seguros que no les habían mentido los imputados acerca de lo del río porque en los interrogatorios por separado que les hicieron dieron detalles muy concretos y coincidentes, lo que significaba que no estaban mintiendo. Menudo incauto bobalicón cándido y candoroso señor gerifalte policial. Justo fue oírle y le dije a alguien que había a mi lado que el tipo ese era un inocentón porque se le olvidaba una cosa, que habían detenido a los imputados y les habían aislado muchos días después del probable asesinato.

Dicho de otro modo, tuvieron días y días para montar cuantos cuentos quisiesen contar después, incluso haciendo una simulación real de lo que iban a contar para que luego lo que contasen fuese coherente, y la prueba de que así lo hicieron es que las historias que han contado ha dejado como necios bobalicones a toda la policía y sobre todo a sus responsables, Rubalcaba incluido. La policía creo yo que sabía eso que yo, con mis escaseces detectivescas deduje, lo que pasa es que si el poli de turno le dijo a los jefazos que no había que dar mucho crédito a lo que contaban los presuntos, pero claro había que montar el paripé de los helicópteros, había que dar carnaza a las teles, había que montar el numerito de la efectividad policial y se dio orden de creer a los que les estaban tomando el pelo y se pusieron a hacer el canelo desaforadamente.

Pero es que tras la primera tomadura, ha venido la segunda y han vuelto a picar, imagino que las técnicas de investigación policial ya han pasado por situaciones de este tipo y tendrán sus maneras de hacer las cosas antes de lanzarse a montar números de circo con helicópteros haciendo pasadas rasantes bajo los puentes del río.

El ministro ha defendido con su boca de comer el derecho a mentir de los imputados, pero tras consultar a mi asesora jurídica me informa que en España no existe ese derecho de los imputados a mentir, existe el derecho a no declarar contra uno mismo, a no declararse culpable, pero no el derecho a mentir, lo que ocurre es que si miente no se le impone pena alguna, pero eso no lo convierte en un derecho. Vamos, que encima tenemos un ministro de justicia que se inventa derechos, como dice mi asesora, igual es que quiere instituirlo dado el gran uso que de él hace su jefe Zapatero.

Caamaño, que digo que vale, que bien, que aunque no existe el derecho a mentir de los imputados tiene pase que mientan ejerciendo su derecho inexistente, pero señor ministro, lo que no existe ni creo que existirá nunca es el derecho a hacer el primo de la policía, la judicatura, y sus responsables políticos, y sin embargo lo han hecho con fruición, ganas, estulticia suma y estupidez supina, y me huelo que cuando los imputados mientan por enésima vez diciendo que el cuerpo está en vaya usted a saber donde, se lo creerán de nuevo porque al parecer, y según lo visto, también tiene derecho a que la policía y el juez se crea sus mentiras. ¡Qué país de canelos!

Documentación.

ABC. Caamaño defiende el «derecho a mentir» de los imputados por el crimen de Marta del Castillo

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