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Sahumerios y arrebatos

Javier Sardá, osado y con un par, planta al Papa.

Los gestos valientes son siempre de admirar, comentar y alabar a la par que ensalzar y eso es lo que voy a hacer yo hoy con una valiente, osada y atrevida heroicidad hecha y realizada por el osado y valiente Javier Sardá que actualmente trabaja de peripatético remunerado y filmado por esos mundos de dios. La gesta que con arrojo, bravura e intrepidez inaudita realizó el gran peripatético tuvo lugar en un palenque sito en la Ciudad del Vaticano. La justa se desarrolló con el formato de desplante y enfrentó en desigualdad de condiciones al soberano de Roma (Sardá dixit) contra el adalid de la modernidad y el progreso, luchador incansable contra vetustos arcaísmos y neoconservadurismos perniciosos, hablamos de Javier Sardá.

 El desarrollo de la injusta, por desigual, justa la presencié en la tarde de ayer domingo en la televisión, dentro de un programa de la Tele 5 que creo se llama Duty Free y que dirige, presenta, protagoniza y tiene como factótum de totum al gran peripatético Sardá,

El gran peripatético Sardá asistía a una audiencia papal en el lugar donde se suelen hacer estas audiencias y que tiene cabida para cientos de personas. El factótum del Duty Free se colocó a 2,14 metros de una puerta de salida lateral. La voz en off narraba la justa en la que el Papa hacía lo que habitualmente hace en tales situaciones y mientras la cámara enfocaba alternativamente una pantalla grande donde se veía al Papa y a Sardá con cara de aburrimiento, hastío y tedio cargado de hartura. En esta parte de la actuación se vio que Sardá sobreactuaba en demasía.

Al minuto de haber comenzado el Papa a hablar fue cuando Sardá pasó al contraataque y la justa adquirió los carices heroicos que justifican este texto. La voz en off del programa nos anunció, con otras palabras, que a Sardá se le había hinchado el par del que posteriormente haría gala. Se levantó el osado caballero de afamada figura, anduvo 3 pasos y se plantó con cara de mosquita muerta ante las fuerzas armadas vaticanas, representadas por un guardia suizo y reforzadas con fuerzas venidas del estado vecino de Italia, corporeizadas en un carabinero. El gran peripatético engañó a las fuerzas contrarias amagando en su rostro la plasmación de una contingencia urinaria urgentísima y eso fue el ábrete sésamo que buscaba. El guardia suizo le abrió la poterna y el gran peripatético salió vencedor de la justa, tipo desplante, mientras la voz en off nos aclaraba que el señor Sardá no aguantaba más al Papa y se piraba, bueno, eso dicho con otras palabras que yo, como escribo de memoria, no puedo plasmar en su textual textualidad. Y así fue contado el desplante que Sardá hizo al Papa y por el que será alabado por siempre de hoy en adelante.

Tras la heroica hombrada del gran Sardá, propia solo de Aquiles, le tengo que echar en cara el que dejase a un miembro de su tropilla, el cámara en concreto, en territorio enemigo padeciendo aquello de lo que él tan gloriosa, épica, audaz, animosa, bizarra y bravamente se había librado enfrentándose con un par y a pecho cubierto contra muy superiores fuerzas armadas contrarias. Este desliz puede que obligue al eximio Don José Blanco a hablar próximamente de la técnica de Sardá del sálvese quien pueda y salir por pies dejando a su gente en el peligro.

Sería interesante saber, y rogamos a Tele 5 que nos informe, si el contendiente de Sardá en la justa quedó lamiéndose sus heridas o simplemente ni se enteró de la esperpéntica patochada del nuevo Don Quijote de la progresía cuya próxima hazaña dicen que va a ser mofarse caballerosamente de un gran clérigo muslime.

NOTA ACLARATORIA: Nótese que asocio el calificativo de peripatético al señor Sardá, no en el sentido que figura en diccionarios de pro y de sinónimos que dicen que quiere decir ridículo, estrafalario, absurdo, incongruente o extravagante, sino en el que tuvo originalmente cuando se le asignó a los seguidores de Aristóteles por aquella forma de enseñar y aprender hablando mientras se andaba. El gran Eduardo Haro Tecglen lo explicó mejor:

(Peripatético: que va, hablando, de un lugar a otro. En París llaman peripatéticas (peripatetitiennes) a las trotonas (el mismo significado: pasear, trotar), que se ofrecen de farol en farol. Otro sentido: aristotélico, porque aquel paseaba explicando su doctrina. No vale en este caso: este no es aristotélico. Era lo que le faltaba).

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