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Sahumerios y arrebatos

Está mal visto dotar a los superdotados.

Dicen los que de esto saben que los niños superdotados sumergidos en el sistema educativo español acaban en su mayoría como fracasados escolares. Esto lleva siendo así hace la tira de años y al parecer sigue más o menos igual. Dotar a los superdotados está muy mal visto, y nadie pone en duda la necesidad de dotar a los infradotados con todos los recursos que se pueda para apoyarles a irse superando. Lo curioso es que en ambos casos los niños terminan en fracaso escolar si no reciben adecuada atención pedagógica y sin embargo para unos todo lo que se puede y para los otros nada.

Hace muchos años tuve que pasar por esa especie de situación kafkiana, algo parecido a lo que se cuenta en el
artículo de hoy de ABC titulado De distraído a superdotado en el que un niño en principio normal tirando a bastante inteligente en el colegio pasa a problemático y distraído, camino del fracaso escolar. En mi caso consulté las posibilidades y solo me dieron una opción, que mi hija hiciese cuantas actividades extraescolares quisiese y pudiese yo pagar, porque lo que sí que estaba claro es que en el colegio no podían hacer nada, salvo hacer que su aburrimiento no estorbase al resto de la clase.

¿Cuántos profesores hay en España dedicados a atender a los alumnos, digamos infradotados o con problemas de todo tipo, menos ese?, seguro que los hay a miles, pero para atender el caso de los superdotados, como eso es algo que no es políticamente correcto hacer pues se les deja con su problema porque es un problema y gordo ser demasiado inteligente en este país nuestro.

Los infradotados están bien dotados y los superdotados están infradotados o no dotados, gajes de la cosa. Antiguamente había un sistema que al menos hacía algo por esos niños, si superaban las materias podían pasar a cursos superiores, pero eso no está ahora bien porque sería maleducarlos al ponerles con niños de más edad, y sin embargo si está bien que terminen malamente y fracasados pero junto con niños de su edad.

A finales de los 70 y principios de los 80 trabajé en la administración de un colegio gestionado por una cooperativa de profesores y personal no docente. Allí, en 1983 el esperpento se hizo inspector. Un chaval había aprobado la EGB con las máximas notas posibles, se le dio el título de graduado escolar con sobresaliente. Vino un inspector, la primera vez que le vi en  todos los años que anduve por allí, porque el chaval tenía 13 años y la ley no permitía que ningún alumno terminase la EGB con menos de 14 años, así que obligó a que repitiese el octavo curso que había superado con máxima nota y no hubo más que hablar, le importó una higa destrozar al muchacho. En ese país pasarse de listo está castigado y así nos va.

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