Blogia
Sahumerios y arrebatos

Los primates grandes tienen derechos los pequeños que se fastidien.

Si un animal es un primate pero grande tendrá  reconocidos parte de los derechos de los seres humanos, pero si ese animal es primate pero no grande ya no tendrá ninguno de esos derechos. Si un animal tiene un ADN igual al del hombre en un 95% o algo más tendrá reconocidos parte de los derechos de los seres humanos pero si un animal tiene un ADN coincidente con el del hombre en menos del 95% ya no tendrá esos derechos. Queda claro que los derechos se adquieren por el tamaño y por el porcentaje, un criterio magnífico para hacer sin sentidos.

El problema de estos políticos que en su vida han adquirido un mínimo conocimiento de los conceptos implicados en la evolución llevan a estas insensateces. La evolución es un proceso sin solución de continuidad, no hay hitos, ni fronteras, ni puntos a partir de los cuales hacia delante en el tiempo una especie es humana y hacia atrás no lo es, no hay donde poner una señal y decidir políticamente que lo que hay hacia un lado de la señal que ellos ponen donde les da la gana son seres con unas características que merecen unos derechos y hacia el otro lado de la señal ya no son dignos de tales derechos.

Que hay muchas especies de primates en peligro de extinción, es un hecho que las hay, que los grandes simios están también en peligro de extinción es un hecho el que lo están, que hay que hacer todo lo que sea preciso para salvaguardar esas especies, es algo que no se debe discutir, pero lo que hay que hacer estoy seguro que no son patochadas como la de conceder parte de los derechos humanos a los grandes simios en los países occidentales y en sus habitats mientras que se siga destruyendo las áreas donde viven, que sigan siendo cazados para comérselos, que siga traficándose con ellos. El buenismo es muchas veces peligrosísimo.

El Lémur dorado puede desaparecer pero no importa porque no tiene el 95% de su ADN como el nuestro. El Sifaka coronado puede extinguirse porque es un primate pero no es grande, cachis. El Mono araña del Magdalena que se joda por enano. El muriquí del Norte de Brasil, el mono tití del norte de Bahía, el mono tití de Coimbra, el mono capuchino copetudo, el tití León de Cara Negra, el tití León Negro, el mono choro cola amarilla y el tamarino bicolor que se fastidien porque ni son grandes primates ni tienen un ADN como hay que tenerlo. Y como esas otras decenas y decenas de especies de primates en peligro de extinción.

Lo aprobado en el Congreso dice que los grandes simios tienen derecho a la libertad, eso es algo magnífico, pero conociendo como conozco a estos ecologistas de salón y National Geographic se pasarán los días denunciando al que tenga un mono en un circo para que le den la libertad y lo suelten en las selvas del Congo para que se muera de hambre, menudo divertimento hacer manifas ante los circos.

En lugar de tanta mamarrachada que se hagan y se invierta para hacer planes viables que se lleven a término para conservar especies y espacios naturales.

Todos estos políticos se olvidan de las dos cosas más importantes, que absolutamente siempre ocurre que dados dos seres vivos cualesquiera son parientes porque han tenido un antepasado común y que todos, el cien por cien de los seres vivos de este planeta tenemos el mismo lenguaje genético, eso si es parentesco, pero no hay solución de continuidad, no hay un punto desde el cual fijar criterios tipo grande o pequeño, similitud o diferencia de ADA. Esa cultura de preservar lo grande es criminal, eso de salvar los bichos grandes y los pequeños que se fastidien más tonto no puede ser. Se que es una exageración pero habría que gritar “Salvemos las ballenas, los grandes simios y el bacilo de Koch

Documentación.

Artículo de El País. El Congreso reconoce los derechos a la vida y la libertad de los grandes primates

Página del Proyecto gran simio.

0 comentarios