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Sahumerios y arrebatos

La tragicomedia vasca.

Una región española que padece desde hace décadas la dictadura opresiva del terrorismo, donde hay que ser un héroe para ser concejal, o alcalde no nacionalista, donde hay que ser un valiente para ser profesor en la universidad si no eres nacionalista, donde hay que andar con guardaespaldas si no eres nacionalista, donde la libertad de expresión se expresa casi únicamente con dianas pintadas en paredes patriotas, pues bien, para los nacionalistas separatistas, y para casi toda la iglesia vasca lo único realmente trágico que allí acontece es que la dispersión de presos etarras obliga a las familias de esos presos a tener que coger el coche para visitarlos y a veces les ocurre un accidente de carretera que inmediatamente pasa a ser la tragedia vasca por antonomasia.

Un obispo como el de San Sebastián, Juan María Uriarte, en cuya prédica nos dice que es igual de trágico el que ETA asesine a dos jóvenes que el accidente de tráfico que afecta a una familia de un preso etarra al que van a visitar a Teruel, será obispo, pero también es un pringao acojonao salvo que sea simplemente un obispo nacionalista separatista. Será obispo, pero también es un hombre perverso, desalmado y retorcido que iguala el sufrimiento de las víctimas con el de los asesinos, aunque soy piadoso con el obispo porque tengo la convicción de que para Uriarte es más trágico lo que les pasa a las familias de los asesinos que lo que les pasa a las familias de los asesinados.

Lo que cuenta el obispo es más tragicomedia que otra cosa, más montaje que otra cosa, más lavado de cara del terrorismo que otra cosa, simplemente, y a pesar de ser obispo, mas obra de un caradura que otra cosa.

¡Tiene bemoles el dichoso obispo!

Documentación.

Artículo de La RazónUriarte llama a los feligreses a «no olvidar» a las familias de los presos

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