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Sahumerios y arrebatos

Extrapolación de la Ley del Cine.

Reconozco que no me he leído entera la Ley del Cine, vamos que ni siquiera sé si se llama así, pero lo que he llegado a captar en los medios es que se considera al cine como un bien cultural y que como tal hay que protegerlo. Asumamos esa premisa como cierta, aunque ciertamente me cuesta considerar los Torrentes como bienes culturales. Hay tres ejes básicos de apoyo a ese bien cultural. El primero la subvención directa con nuestra pasta a quienes hacen películas en España, el segundo la extorsión legal que se hace a las cadenas de televisión para que dediquen un porcentaje significativo de su cifra de ventas a la financiación del cine nacional, y el tercero la obligación a las salas para que proyecten películas españolas aunque no vaya ni la ministra de cultura a ninguna.

Veamos ahora que pasaría si extrapolamos esas políticas de protección del cine a otros bienes culturales. Comencemos con la gastronomía. Nadie duda que la gastronomía es cultura y a diferencia del cine se exhibe en decenas de miles de locales, incluidas las casas particulares. Como sería irrealizable un apoyo masivo a todos los productores de cultura culinaria, creo que la ministra se debería centrar en las grandes cadenas de restaurantes tipo McDonalds, Burguer King y similares.

Por ley se les debería obligar a incluir en su carta especialidades culinarias españolas, qué menos que incluyan el bocata de chorizo de cantimpalo o de morcilla de Burgos. O mejor, se les debería obligar a que 3 días a la semana solo se sirviesen en esos locales comidas nacionales.

¿Qué sector económico haría el equivalente de las televisiones en el cine?, evidentemente las grandes superficies ya que venden productos alimenticios además de destornilladores y aspiradoras, pues que subvencionen la cultura culinaria.

Piensen lo que pasaría con el bien cultural por excelencia, el libro, se debería obligar a que en las librerías se vendiese un mínimo de producto editorial nacional. Por otro lado los autores recibirían subvenciones por cada libro escrito se venda o no se venda después.

Igual debería ocurrir con la pintura, la música, la arquitectura, y todo el resto de bienes culturales.

Creo que habrán notado ustedes un pequeño fallo en mi razonamiento. En este país no basta que algo sea un bien cultural para recibir subvenciones masivas y protección a mansalva, aquí solo reciben ese trato los sectores que se han batido el cobre en la calle protestando contra Aznar, la guerra de Irak, el PP y de paso vendiendo la burra de que solo el PSOE nos salvará de la barbarie cultural extranjera que nos invade.

El día que los miembros de la asociación nacional de escritores de manuales de funcionamiento de la cuchillería salgan de manifa contra Aznar recibirán la bicoca que les corresponde. A ver si aprenden.

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